Hace nada menos que 25 años, la actriz Carrie-Anne Moss, aupada al estrellato por MATRIX, protagonizaba la que me sigue pareciendo la muy mejor película de Christopher Nolan, MEMENTO, en la que era testigo de la terrible existencia del protagonista, aquejado de una extraña amnesia temporal. Un cuarto de siglo después, pareciera que a Moss la persiga dicho papel, aunque con unos matices que es mejor no desvelar. De hecho, todo secretismo es poco con DIE ALONE, última ganadora en la sección Midnight X-Treme de Sitges, donde sorprendió por la solidez de un guion tan preciso que solventa una gran cantidad de problemas técnicos, que desvela una producción modesta. Hay que tener paciencia con este film, que arranca como el enésimo apocalipsis zombi, y que arrastra un ritmo cansino y unos personajes bastante irritantes. Ni siquiera los zombis son especialmente impactantes, y la historia central va a trompicones, con un protagonista que busca a su novia, pero tiene una amnesia recurrente, que lo lleva de un lugar a otro sin acordarse de gran cosa al día siguiente. Es Carrie-Anne Moss, es una historia fragmentada por la condición del personaje central y es un tramo final magnífico, que parece otra película diferente, que no sólo dota de sentido a todo lo que antes parecía deslavazado, sino que nos regala uno de los finales más sentidos y emotivos de los últimos tiempos. Así que ahora, igual que entonces, la actriz canadiense da cartas de nobleza al cine de género, y eso es una magnífica noticia para los aficionados.
Saludos.
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