Un integrante de Einstürzende Neubauten pretende desenmascarar al sistema mediante el que el gobierno lobotomiza a la gente, usando músicas amables, mientras zampa hamburguesas creadas artificialmente. El argumento nos suena de algo, pero aún se complica más si este héroe de la música industrial requiere del apoyo espiritual de Genesis P-Orridge, reconvertido en sacerdote que proclama la doctrina del no-ser. Y ya no digo más si esta revelación ha llegado por un sueño en el que William Burroughs regenta una tienda de electrónica y le da al protagonista consejos de bricolaje. Para colmo, su novia, Christiane F. (sí, la de Fassbinder) se pasa el día estudiando el comportamiento de las ranas, porque los anfibios son cariñosos y cuquis. El argumento de este delirio titulado DECODER es como un ciberpunk directamente salido de El Víbora, con un Berlín desquiciado, que arrastraba los estertores de lo del muro, y asistía al nacimiento de una generación de jóvenes dispuestos a crear desde la destrucción de cualquier normatividad. Y se le ocurrió a Jürgen Muschalek, que fue un maldito que murió demasiado pronto; y es muy rara, y muy ruidosa, y muy imposible de hacer hoy día, por esa mezcla improbable de enternecedor idealismo y espíritu inquebrantable.
Es difícil de encontrar, tanto como de visionar, pero una absoluta rareza como ésta previene la tontería anquilosada por costumbres adquiridas, así que...
Saludos.
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