En estas fechas tan entrañables, suelo desbloquear recuerdos de aquellos títulos que conformaron, hace ya una eternidad, cierto imaginario fílmico, llegando hasta el presente por lo que llamo "casualidades sinestésicas". Por ejemplo, HOUSE, que era un curiosísimo intento de hibridación entre el terror de casas encantadas y una comedia para toda la familia. En realidad, el invento se le ocurrió a Sean S. Cunningham, que vio el filón que suponían las cintas al estilo POLTERGEIST, al tiempo que aprovechaba la vis cómica de William Katt (archiconocido por "El gran héroe americano") o George Wendt ("Cheer's"). El resultado es bastante más cómico que terrorífico, con unos efectos especiales que no han envejecido del todo bien, y una trama cogida por los pelos, en la que un escritor divorciado se instala en el viejo caserón de su tía recién fallecida para buscar la inspiración, y también para intentar superar la desaparición de su hijo pequeño en extrañas circunstancias. El problema es que la casa parece un ente vivo, y que guarda secretos inconfesables en su interior. Todo esto sonaba mejor con doce años y un paquete de palomitas, y ahora no pasa de un entretenimiento un pelín culpable, al que uno accede por mera aversión navideña, lo cual tampoco es necesariamente placentero, claro está...
Sólo para cafeteros muy nostálgicos.
Saludos.
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