El día que abordemos seriamente la cuestión de las distribuciones en este país, podríamos encontrarnos sorpresas sorprendentemente sorprendentes. Por ejemplo, LA ESPERA, tercer largo del cineasta cordobés Francisco Javier Gutiérrez, que estuvo en el Sitges'23, obteniendo excelentes críticas, para seguidamente diluirse en un incomprensible ostracismo, pues estamos ante uno de los títulos que deberían haber sobresalido este año por derecho propio. Aun con sus defectos, sus tics que atribuyo a los muchos homenajes que emprende, o algunas licencias discutibles, lo cierto es que estamos ante un trabajo notable en su depuración formal, que mixtura sin temor la sequedad de un western, que se va tornando amenazante al zambullirse en un horror que cobra todo su sentido cuanto más avanza hacia lo inconcebible. Todo ello en un festival de miradas sudorosas en ángulos cerrados, presagios que rompen la monotonía de un hombre que cree haber encontrado la estabilidad al hacerse cargo de una finca andaluza, adonde se muda con su mujer e hijo, sin sospechar que la tragedia puede adoptar múltiples formas y atacar implacablemente. Y es imprescindible ponderar el extraordinario trabajo de Víctor Clavijo, en un papel contenido y tenso, fiero y vulnerable, que hace justicia a un actor dotadísimo para trasladarnos a los terroríficos secretos escondidos en esos interminables latifundios de una tierra que me es propia, y donde no parece tan improbable que el mal campe a sus anchas.
La tienen en Filmin si se la perdieron, que es lo más probable, y tengan a mano una ducha para cuando terminen de verla...
Magnífica.
Saludos.
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