miércoles, 20 de enero de 2016

Polos opuestos



Estamos teniendo días complicados en lo que a desapariciones se refiere en el mundo del cine, y una de las que más he sentido, por su talento y la admiración que le profesaba, ha sido la del actor Alan Rickman, uno de esos caníbales de la pantalla, capaces de interpretar cualquier tipo de personaje y concentrar sin esfuerzo la atención del espectador. Son multitud los títulos que han aparecido en el blog en los que Rickman ha brillado con fuerza como actor, sea como secundario (creo que el rol que mejor le venía) o protagonista, pero quizá no sepan que en dos ocasiones se atrevió a dar el salto a la dirección, y precisamente son estos dos trabajos suyos los que comentaremos casi consecutivamente. Su debut fue en 1997 con una película que me parece extraordinaria, por su calidez y humildad, a la vez que ofrecía un duelo interpretativo absolutamente memorable, el de la gran Emma Thompson y su madre, Phyllida Law, que si se estaban interpretando a ellas mismas lo cierto es que lo bordaron. THE WINTER GUEST es un alarde de guion y una lección de cómo dotar del tiempo justo a cada escena y a cada personaje; Thompson es una fotógrafa sumida en una depresión tras la muerte de su marido, lo que le ha hecho posponer indefinidamente el viaje que tenía pensado hacer con su hijo a Australia desde una Escocia que Rickman retrata fría aunque acogedora. Su madre, una fuerza de la naturaleza, llega con la intención de levantarla sea como sea, y es aquí donde se revela la potencia del guion escrito por Rickman y Sharman Macdonald, ya que no se trata del enésimo telefilm de superación repleto de buenas intenciones, sino de una cruda terapia de choque, donde la madre hace ver a su hija que, por mucho que nos pese y nos resulte difícil, la vida sigue. Montada paralelamente, Rickman hace avanzar su relato intercalando el aprendizaje amoroso del hijo y los impagables diálogos entre dos niños, por un lado, y dos ancianas por otro. Una película simplemente deliciosa, con un trasfondo más áspero de lo que sus preciosistas imágenes indican y que pasó extrañamente desapercibida, aunque se hace necesario rescatarla en estos momentos y dotarla de su justa dimensión, que no es poca.
Saludos.

2 comentarios:

Jimmy FDZ dijo...

No tenía idea de que Rickman también dirigió, y ésta se ve muy buena, me gusta mucho cuando las pelis dicen eso, de que a pesar de todo la vida sigue y seguirá. Con Emma Thompson también trabajo, aunque él no como director, en The song of lunch, también muy buena.
Y estos meses de cada año, feo decirlo o no, parecen temporada de muertes, si hace un par de días se fue Ettore Scola. El cumpleaños de Lynch parecía milagro.

dvd dijo...

Efectivamente, la importancia de Scola es suma, lo que me obliga a reservarle un monográfico, aunque lógicamente tardará, claro. Rickman era un actor increíble, no sabías si estaba recitando el guion o inventándoselo, era como un Cassavetes... digamos... más sutil, más "británico", aunque parezca una tontería. Un grande, que sin embargo apenas tuvo papeles protagonistas. No le hacían falta para dejar constancia...
Un saludo.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!