viernes, 8 de enero de 2016

Asilo político-cinéfilo



John Erick Dowdle es un director que empezó inmejorablemente, coqueteó con el telefilm revisado por Shyamalan y actualmente corre el riesgo de quedar como un simple técnico (brillante, eso sí) a la búsqueda de una historia que haga justicia a sus elaborados planos. Esto está meridianamente claro a lo largo de la totalidad del metraje de NO ESCAPE, su último y desbordado (más que desbordante) trabajo tras la incomprensible AS ABOVE, SO BELOW. Casi todo es trillado y previsible en este batiburrillo, que a veces parece una oda a la familia luchadora y unida, pero otras no me hubiese sobrado un Chuck Norris dando patadas. Todo, desde la sobadísima introducción de personajes en el avión hasta el bizarro desenlace (no lo desvelo, pero tiene que ver con un país que se hizo tristemente famoso en los sesenta), pasando por esas ya inaguantables escenas en las que todo está perdido... hasta que llega el salvador de no se sabe dónde. Y aquí ocurre en varias ocasiones... Sí, y además Owen Wilson no pega como ingeniero, ni tampoco como justiciero improvisado. Lake Bell está un poco más entonada, pero su personaje no tiene peso más allá de los clichés de última hornada. Aunque peor parado sale Pierce Brosnan, claro... Y sin embargo, no se pierdan la escena en la que se prepara la revuelta de los insurgentes contra la policía, porque pone los pelos de punta. Es así. A Ridley Scott le ha pasado durante toda su vida, y ahí está...
¿Que si es entretenida? Un montón, y eso es lo malo, porque el trasfondo sociopolítico hubiese dado para mucho más.
Saludos.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Muy frenética. Tiene mérito.

dvd dijo...

Sí... si no está mal, pero es que la iba viendo y decía: coño, falta Charles Bronson pegando hostias...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!