jueves, 28 de octubre de 2010
Educación moral apresurada
Es cuanto menos gracioso el afán actual por salvar un cine medio de corte mediocre a base de eso tan aburrido que es "a ver quién la dice más gorda"; hemos tenido ejemplos recientísimos en el festival de Sitges, del que hablaremos convenientemente la semana que viene. Esa pulsión nerviosa por el "continente" canibalizando al "contenido" es lo que ha dado al traste con tantos directores que creían dominar el arte narrativo y, sin embargo, la realidad les dio con la puerta en las narices. Me refiero a todo esto por una especie de hastío inconmovible de difícil resolución, pero también porque automáticamente me vienen a la mente un montón de títulos que las nuevas generaciones apenas conocen (en realidad, que no conocen en absoluto) y cuyo discurso sí que era bestia pero de verdad; y el ejemplo de hoy me parece de lo más clarificador. Y es que todos tenemos en nuestro subconsciente cinéfilo a John Wayne como icono casi intocable, porque nunca nos ha importado lo más mínimo (a mí, desde luego que no) su filiación política a la hora de disfrutar de sus interpretaciones con los grandes maestros de la época. El problema surgió en 1968, con un país inmerso en aquella barrabasada irreparable que siempre será la guerra de Vietnam, y, pese a las muchas voces que entonces se levantaron en su contra, resulta que una importante facción del país apoyaba dicha guerra. Y al señor Wayne no se le ocurre otra cosa que filmar un film propagandístico pro-bélico, con los Boinas Verdes como protagonistas; ensalzando sus virtudes como grupo/hermandad y fiando su escaso argumento a la improbable invitación que el Coronel interpretado por Wayne ofrece a un combativo periodista (David Janssen) que pretende mostrar a la sociedad americana la inconveniencia de dicha guerra. Si no has dejado de ver THE GREEN BERETS a los quince o veinte minutos es únicamente por dos razones: te va la marcha, porque tu conciencia es la misma que la de una mantis hembra después de echar un polvo; o, como me pasó a mí, quieres dejar a un lado el nauseabundo mensaje político, la propaganda, y echar un vistazo a ver si hay cine por ahí. Y, sorprendentemente, sí que hay cine. THE GREEN BERETS, sobre todo en su trepidante tramo final, es un excelente film bélico de los de entonces, con una vigorosa puesta en escena y una crudeza que no tiene absolutamente nada que envidiar a los títulos que todos tenemos en mente (llámense LA CHAQUETA METÁLICA o APOCALYPSE NOW). Una vez más, el cine plantea una disyuntiva casi insalvable, puesto que, aunque lo pretenda (aquí lo pretende), un film no es un discurso político, y hasta lo más reprobable puede tener trazas artísticas; y si no me creen, busquen una crónica detallada de Sitges'10.
Saludos verderones.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
3 comentarios:
Eeeeeeh! Pues comento para que sepas que me lo he leíd. Cómo me gusta ese izquierdoso de John Wayne (¿no sabes todavía que era en realidad un espía infiltrado por la KGB y todo el rollo republicano y patriótico era sólo una fachada? Puro montaje. Por eso el mensaje de Green Berets se hizo tan explícito...para boicotear la peli desde dentro, que sabía que así la gente no la iba a tragar. Qué grande eras tovarich John!)
Vale y ahora en serio...
No la he visto. Con todo lo que me gusta John, esta siempre me ha dado como pereza. Algún día igual me pongo.
Un saludito.
Hombre, no es ninguna obra maestra, pero si obviamos el rollo fachón, que lo tiene, al final resulta que es una peli bélica espectacularmente bien rodada, que también las hay... Si la ves un día, sólo asegúrate de con quién la ves...
No creo que haya muchas productoras norteamericanas, especialmente en aquella época, que no te metan los valores patrios de una manera u otra. La diferencia es si te ponen vaselina antes o no. Supongo que en ésta es a pelo. Una pena para el gremio. Con lo bien que les salía ya lo de darte el caramelito antes de la puñalada por la espalda.
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