lunes, 26 de mayo de 2025

Presunto inocente


 

Sigo cayendo en estas cosas, seguramente arrastrado por esa maravilla que es THE JINX (sólo la T1), a cuya estela han proliferado todo tipo de copiones, la mayoría desafortunados, que no son más que documentales mediocres, eso sí, alargados hasta lo indefendible. El caso de MAKING A MURDERER es ligeramente más complejo, por el gran impacto mediático del mismo, como por una primera temporada aceptable, que se convierte en un artefacto oportunista y descaradamente amarillista. Es necesario contar la sinopsis en su esencia, al menos para darle el valor que su tratamiento documental no tiene. Steven Avery es condenado por agresión sexual en 1985, pero una prueba de ADN lo absuelve nada menos que 18 años después; sale en libertady el condado de Manitowoc (Wisconsin), donde vive, ha de indemnizarlo con más de treinta millones de dólares. A los pocos meses, una joven es asesinada, y de nuevo Avery es acusado, juzgado y condenado a cadena perpetua irrevocable, arrastrando además, en un giro estrambótico, a su sobrino Brendan, un chaval de dieciséis años y avanzada discapacidad intelectual. Todo lo que podría desprenderse de este planteamiento de partida debería ser apasionante, y en cierto modo lo es por lo insólito del caso, pero seamos sinceros, porque el estiramiento detoda la T2 es injustificable, excepto por prolongar el éxito y crear unas expectativas que fallan en lo esencial. Lo esencial es que el documental se torna espectáculo, y no uno muy bueno, sino un tortuoso trasiego de personajes exprimidos hasta la saciedad, hasta que esporádicamente se suelta algún dato supuestamente revelador, pero que no es más que eso, Netflix en estado puro, cuando Netflix saca la calculadora a pasear. 
Es medianamente entretenido, pero también se enreda torpemente en una vorágine de datos que tapan circunstancias capitales, sepultadas por una producción que me parece lamentablemente tendenciosa.
Saludos.

No hay comentarios:

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!