sábado, 24 de mayo de 2025

El placer de los guiones


 

Con casi cien años, nos ha dejado Mariano Ozores, nombre mítico de una sección de la cinematografía española que, si les digo la verdad, se me hace muy cuesta arriba defender, no por los valores que pudiese tener ese "cine del desarrollismo", sino por ejercer de incomprensible dique de contención a propuestas de mayor calidad y enjundia. Todo ello, sumado a una filmografía descomunal en tamaño, hace que mi homenaje sea pequeño, pero puede que sorprendente. Porque Ozores filmó en 1963 un película impresionante, sin duda la mejor suya, y uno de los más grandes ejemplos de cómo enfrentar la ciencia ficción sin efectos especiales, tan sólo con un puñado de buenos actores y actrices y un sólido y metronómico guion, por cierto obra del propio director. Quizá sea arriesgado tratar a LA HORA INCÓGNITA de cine de autor, pero a mí me parece una obra personalísima, que engancha desde su impactante premisa argumental, en la que un misil nuclear en pruebas se ha desviado de órbita, con el cálculo de que en pocas horas impactará en una población determinada. Lo que hace el film, muy acertadamente, es una semblanza a nivel personal de las pocas personas que se han quedado atrás en la evacuación, que sirve a Ozores para trazar un interesante retrato de una sociedad que, como queda de manifiesto, sólo mostraba su verdadera cara cuando ya no tenía nada que perder. Un borracho que ha dormido la mona en una zanja, un ladrón al que le puede la codicia, dos adúlteros que al fin se pueden ver a solas, una prostituta y un fugitivo de la justicia, una joven empleada de grandes almacenes y su tiránico jefe, dos genuinas "urracas" que aprovechan para cotillear las casas vacías de sus vecinas, y hasta un viejecito que busca a su gatito desaparecido. Aun con todas sus licencias (la censura y sus gilipolleces), carencias y tono semiteatral, es una película de verdad admirable por el clima de inquietud y desconcierto (ligeramente buñueliano en su tramo final) que es capaz de generar con una producción tan modesta. Y culmino diciendo a los que babeáis con la serie esa de los hongos, echad un vistazo a esta anomalía y os enteráis de cómo se escribe un guion en condiciones...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!