viernes, 16 de mayo de 2025

Películas para desengancharse #144


 

Icónica. Excesiva. Desafiante. Reverencial hasta la genuflexión. Con momentos tan fascinantes como ridículos. CAPE FEAR parece más un reto a la crítica que, aún desde entonces, ha visto desbordadas sus propias expectativas, partiendo del entusiasmo que generó aquel "nuevamente renacido" Scorsese. En mi opinión, la sensación ha mejorado desde que la vi por primera vez en su estreno, pero curiosamente ha empeorado en lo que creo insoslayable, unos agujeros de guion que la van sumiendo en la gamberrada excéntrica de un cineasta, evidentemente, superdotado. El gran acierto es Robert De Niro, el mejor Max Cady posible; su interpretación ha creado escuela, de lo excesivo, sí, pero también de cómo un actor entiende a la perfección lo que el director demanda de él. La mejor escena es, sin duda, la que protagoniza junto a Juliette Lewis, que pasa por ser ese cuento de Caperucita con unos roles no tan explícitos como todo lo que representa ese abogado, desquiciado e indefendible, que interpreta Nick Nolte, en un papel tan desagradecido (mal escrito, más bien) como el de una desaprovechada Jessica Lange, que chilla más que habla. No sé tampoco si le hace falta la polémica decisión de copiar la partitura de Herrmann, por mucho que el trabajo de Elmer Bernstein fuese encomiable; o agarrarse a la fotografía del "lynchiano" Freddie Francis, que le da un aire a Hitchcock en sus tramos más inspirados. Un conjunto irregular, que parece magistral en su retrato de la brutalidad y la maldad pura, pero que patina cuando encara sutilezas o los giros de guion que hacían de la película original ese clásico incómodo y áspero que ha llegado, creo, en bastante mejor forma.
Ya saben que soy cerril en cuanto a la V.O.S., pero la versión doblada tiene su propio encanto. Ustedes saben...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!