lunes, 19 de mayo de 2025

Fundamental por derecho


 

Impecable. Es la palabra que me viene al revisitar HARD TIMES, una de las mejores (y menos reivindicadas) películas de aquel Walter Hill, que durante un buen puñado de años adelantaba, sin que lo supiéramos, el cine de género que estaba por venir con formas que provenían de grandes maestros clásicos. De nuevo ese manto que todo lo cubre, el western crepuscular, colándose en una historia ambientada en la gran depresión, donde un soberbio Charles Bronson (soberbio, sí) es ese forastero misterioso, de mirada gélida y vocabulario ahorrativo, que llega de ninguna parte al peor sitio posible. Con un anecdotario de personajes perfectamente dibujado, se nos introduce en el sórdido mundo de las peleas clandestinas, repleto de aprovechados, tanto como de víctimas. La presencia de Bronson contrapuntea la de un conmovedor James Coburn, el apostador de poca monta que encuentra la gallina de los huevos de oro, un luchador inesperado, invencible, pero con un código moral que lo aparta de la caterva de indeseables que sólo pretende aprovecharse de él. Es una película de peleas, sí, y qué peleas, maravillosamente fotografiadas por Philip H. Lathrop y montadas por Roger Spottiswoode, pero también es un emotivo relato sobre amistades improbables y victorias morales, que en último término son las únicas que perduran en el tiempo. 
Si no la han visto, se están perdiendo una estupenda película de género... y algo más.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!