miércoles, 23 de marzo de 2016

Mis primeros pasos



Es curioso, pero todos los años hay una película que parece insertada a propósito en los Goya, optando, sin optar realmente, al premio. Si el año pasado fue LOREAK, y antes MAGICAL GIRL, en esta edición se decantaron por una siempre agradecida ópera prima, la del actor Daniel Guzmán, que con A CAMBIO DE NADA transita el cansino periplo de los dramas realistas (valiente definición) de barriada. No uso comillas, no hay absolutamente nada más en esta película que intenta acercarse al primer León de Aranoa y sin embargo no pasa del Antonio Mercero menos recomendable. Contar la sinopsis me da bastante pereza, pero les adelanto que salen comidas familiares frente a la tele, descampados, furgonetas, directores de colegio y mucha, pero que mucha condescendencia ¿Qué pretende Guzmán, aparte de intentar cohesionar cada elemento con dignidad? ¿que nos solidaricemos con un golfo egoísta y chulo? Yo no miraría eso con humor, sino con escepticismo; pregúntenle a cualquier docente si no. Ese es uno de los verdaderos puntos negros de este país, y esta película no se preocupa en extraer análisis alguno ni hacer que nos revolvamos incómodos mientras observamos las andanzas de un proyecto de vividor, de los que han proliferado como setas al amparo de un Estado más preocupado de recolectar (votos) que de educar (mentes). Así nos va, y así nos seguirá yendo...
Y sale la abuela del director, para que digan...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!