sábado, 26 de marzo de 2016

Los localismos son para los locales



Bueno, primero dejar constancia de que una como gripe pirulera me ha dejado literalmente fuera de combate durante tres días, así que escribo esto al día siguiente de cuando se publica, y al otro día, que es hoy, no va a haber publicación... Un lío espaciotemporal que no arreglaría ni Charlie Kaufman, vaya... Con decir que la de ayer la escribí en un estado entre febril y alucinatorio, entenderán muchas cosas. Pero la de hoy es BROOKLYN, que en un principio era la candidata a mejor película en los oscar que menos expectación había creado... Y, francamente, la peli no está nada mal. Aquí no hay osos ni mutiladas ni marcianos ni espías, y tampoco sale Selena Gomez dando clases de economía, pero BROOKLYN tiene detrás a un excepcional escritor, Nick Hornby, que siempre ha sido muy claro y muy conciso con lo que quiere contar y cómo quiere hacerlo. La película es el texto y el acierto de John Crowley (que anduvo haciendo algo en "True Detective s2") al no enramarse innecesariamente, porque con la gran interpretación de Saoirse Ronan (esta chica va creciendo una barbaridad) le sobra para que no despeguemos los ojos del viaje de una joven irlandesa a Estados Unidos y la sutil pero implacable transformación que termina por regir una vida llena de azares e infortunios. Hay mucho que se nos escapa aquí, sobre todo en la parte irlandesa, los clubs de rugby y esos encuentros en los bailes; la parte americana se entiende mejor, porque a ello ha contribuido, cómo no, el propio Hollywood. Por eso la película no es redonda, se nota descompensada en algunos tramos, pero tiene algunos momentos de buen cine clásico y una fotografía a cargo de Yves Bélanger luminosa y colorista. Amén de un puñado de actores y actrices perfectos en sus papeles. Un lujo volver a ver a Jim Broadbent, por ejemplo, o la versatilidad de Domhnall Gleeson con la cara limpia... Pero la nota sobresaliente la pone su joven protagonista, porque es capaz de adueñarse de la totalidad del film y aportarle unos cambios de registro asombrosos... Pero tampoco era para ganar, pienso yo.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!