sábado, 5 de marzo de 2016

Detalles que se nos escapan



Siguiendo con lo de los Goya y sus (insondables) circunstancias, en la penúltima edición, si hubo una grandísima olvidada, hasta el punto de adoptar la forma de "extraño objeto" precisamente por optar a mejor película sin que se sepa muy bien quién la eligió, fue LOREAK, FLORES si lo traducimos del euskera, que es el idioma en el que está rodada. Y la impresión que me da es la de una buena película, pero en exceso humilde, casi pidiendo perdón por estar ahí, algo incomprensible y que por ejemplo no le pasaba a Carlos Vermut... aunque también se olvidaran de él, claro. LOREAK es un film mutante, que empieza planteando un misterio, pero que poco a poco va sembrando la sonrisa cómplice del espectador; no entendemos muy bien qué está pasando, pero a todos nos gustaría que nos pasara algo parecido alguna vez, que de verdad le importemos a alguien y que nos lo demuestre sin aspavientos, por ejemplo... mandándonos flores. Así, una cosa tan pura e inocente es el disparadero de los miedos y debilidades de tres mujeres que terminan por encontrarse gracias a este "agente externo", intentando encontrar una intencionalidad que quizá ni siquiera exista. Goenaga y Garaño no son pornógrafos, no explicitan ninguna línea de guion, ni hacia el drama exacerbado ni hacia la comedia marciana; simplemente se apoyan en tres sentimientos femeninos, íntimos, asaltados por la complejidad de un hombre que quizá las ama a las tres y no encuentra la manera de explicarlo. Ahí radica la complejidad de un guion en extremo sencillo, en hacernos cómplices de esta pequeña nota a pie de página, como esas flores que nunca vemos poner en un quitamiedos...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!