sábado, 6 de febrero de 2016

Extasiandos



HADEWIJCH es el último largo de Bruno Dumont que comentaremos aquí, mientras esperamos sus nuevos trabajos, aunque aún nos quedará algo para el sábado que viene. Me gustaría separar esta película en dos mitades, no necesariamente morfológicas pero sí diseminadas a lo largo de su metraje, ya que no logro encontrarle un sentrido intrínseco si no es mediante la identificación de dos aspectos contrapuestos en el cine comercial, lo que condiciona con demasiada frecuencia la predisposición a la hora de enfrentar un ejercicio tan radical como éste. Por un lado, Dumont se recrea en la mirada abandonada de Céline, que estudia teología en un convento, donde adopta la personalidad de la religiosa belga Hadewijch de Amberes, que apenas es un trazo involuto, pero que se percibe crucial para comprender la increíble deriva de la joven una vez es expulsada del convento, por la sospecha de la madre superiora de que lo expresado por Céline no es devoción, sino una propensión al martirio rayano en la enfermedad mental. Fuera, Céline es la hija de un rico diplomático, vive en un lujoso palacete del centro de París y pasa los días rezando. Tras conocer a un joven árabe, se ve cada vez más arrastrada hacia lo que termina siendo una célula terrorista y participando incluso en un atentado. Así, sin dar explicaciones innecesarias, Dumont equipara el éxtasis místico al deseo inhumano de inmolación; no excusa nada, ni juzga nada, sino que prepara su embrión dualizándolo; HADEWIJCH es una historia antirreligiosa desde un punto de vista profundamente religioso, solo que la religión, cualquier religión, no está preparada para existir heterodoxamente. Ese es el problema.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!