martes, 23 de febrero de 2016

Chantal Akerman, enemiga íntima #7



Es a partir de LES RENDEZ-VOUS D'ANNA que el cine de Chantal Akerman intenta buscar caminos de entendimiento menos radicales, aunque sin abandonar su personal sentido del ritmo y la narrativa. A mí me parece un ejercicio "tardío" de nouvelle vague, como si hubiese intentado dejar conclusa una etapa que, al menos por edad, apenas la rozó, aunque aún haya quien se empeñe en rastrear inútilmente trazas que son en su mayoría superficiales. Es, de nuevo, un retrato en primera persona; Anna es Akerman, también directora de cine, incesantemente itinerante y en constante búsqueda de ella misma. Anna se encuentra en Alemania, llama a su familia, pero no sabe de qué lugar está más lejos, si del sitio al que ha viajado o de su casa. La dificultad de identificar en qué sitio está su verdadera casa la lleva a seguir moviéndose, a mantener relaciones esporádicas que no le aportan nada y a tener esa sensación angustiosa y autodestructiva de querer tirarlo todo por la borda en un solo instante. Akerman vacía de poses a su protagonista (la gélida Aurore Clément) y la muestra efectivamente estupefacta, cuando no paralizada; sus actos, decisiones y palabras definen a la persona "no hecha", no por ser inmadura, sino por el horror que la propia madurez le provoca.
Menos intensa que sus obras capitales, resulta difícil reconocerla como una posible continuación de sus otros retratos femeninos, porque no lo es; pero la película, una vez se le ha cogido el ritmo, vuelve a ofrecer una lección de modernidad, al tiempo que refrenda la posición de privilegio de una directora que usó como nadie sus miedos y debilidades para construir un discurso propio.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!