miércoles, 13 de octubre de 2010

Películas para después del Prozac #3



Sí, yo vi THE FLY en el cine, en un cine que ya no existe aquí desde hace un montón de años, el Apolo; y ahora caigo que sólo tenía 13 añitos, y ahora me explico algunas cosas, claro; y sobre todo me doy cuenta de la gilipollez imperante hoy día en cuanto a qué o qué no debe ver un chaval, teniendo en cuenta que lo que se considera "potencialmente peligroso" sirve muchas veces como despertador emocional, mientras en horario infantil se emite basura que no sólo es ofensiva, sino que te va convirtiendo progresivamente en zoquete de ideas peligrosas. Y esto, aunque no tenga mucho que ver (o sí) con lo de hoy, hay que decirlo.
El caso es que David Cronenberg dio el salto necesario, que todo creador ha de dar en un momento u otro, con la terrorífica puesta al día del clásico de Kurt Neumann; un film mucho más complejo de lo que parece, incluso de lo que quiere parecer, teniendo en cuenta la explicitud y casi exhibicionismo de su propuesta. Sabiamente articulada en varias fases, THE FLY comienza por fusionar lo científico con lo fantástico, con un científico (Jeff Goldblum en su papel de mayor entidad) que inventa una máquina capaz de teletransportar objetos; su ambición, ante algunas pruebas de éxito, le lleva a introducirse él mismo en la máquina, pero, inesperadamente, una mosca entrará con él. Lo que sigue es la progresiva transformación del ser humano en una especie de mosca gigante, con el inteligente recurso de narrar cómo se ve alterada la fuerza y resistencia, pero también los hábitos alimenticios (hagan un esfuerzo imaginativo). La parte final de THE FLY, justo antes de que el monstruo esté a punto de perder sus últimos retazos de humanidad, y filmada con la cámara opresiva de Cronenberg, te deja francamente hecho polvo, y lo que parecía ser el enésimo truco visual de Hollywood es un personalísimo acercamiento a la degradación física, pero también moral, que plantea algunas interesantes cuestiones sobre los límites de la humanidad en situaciones extremas. Ahora bien, no la vean si están de bajón o su pareja les ha dado largas... están avisados.
Saludozzzzzzzzzz....

3 comentarios:

elprimerhombre dijo...

Bufff, hace un montón que no veo esta peli, y no he visto la original. Ahora me han entrado ganas de volver a ver a Jeff Goldblum convirtiéndose en Mosca (me acuerdo de aquel pulso en el que revienta la muñeca a un tipo).

Y sobre lo que has comentado de lo que se considera "potencialmente peligroso", encuentro una tomadura de pelo que se censure algunos videojuegos, anuncios de televisión o películas para que los niños no lo imiten cuando es la cabeza y la educación de ese niño el que debería saber lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer. Igual que tú fuiste a ver La Mosca al cine, yo fui a ver pelis de terror desde bastante pequeño y lo único que me decían mis padres, para quedarse tranquilos, es si sabía que todo aquello que veía era mentira, y al verme en mis cabales me dejaban que viera cualquier cosa. Pero bueno, parece que la cuestión es censurar y prohibir, y eso que, como dices, hay programas en televisión que son basura pura y dura.

Un saludo!

dvd dijo...

Sólo añado una cosita: el arte, cualquier tipo de arte, es para todos los públicos; la basura en dosis está reservada a los idiotas...

Alamut dijo...

Yo también la vi en otro cine que ya no existe, de los pocos de Gran Vía que ponía V.O., el Azul, uno de los más cómodos de Madrid después de su renovación y que sentí mucho que desapareciera. Me quedo con la de Neumann, pero esta es imprescindible.
Besos

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!