sábado, 2 de octubre de 2010

Ingenio y entusiasmo



Probablemente sean ésos los elementos más destacables de la adaptación (libre, personal, casi irreconocible) que Terry Gilliam hizo del famosísimo e intraducible poema que Lewis carroll introdujo en su Alice... y que hablaba (por decir algo) de una especie de bicho gigantesco y desgarbado que mantenía aterrorizada a una población cada vez que le daba por pasearse a media tarde. JABBERWOCKY es un proyecto que sólo pertenece a Gilliam y donde el único punto de contacto con Monty Python es, aparte de los lacerantes saltos humorísticos, la inclusión de Michael Palin en el papel principal. Se nos cuenta una delirante historia medieval, con un tonelero (ya la profesión es hilarante) incapaz de ganarse la vida y que buscará fortuna en el reino de turno, donde descubre con horror la leyenda de la bestia, a la que ningún caballero ha logrado derrotar; el rey ofrece a quien consiga tamaña proeza la mano de la princesa, que está enclaustrada en una torre. Así, entre andrajos, dientes cariados, patatas podridas, caras tiznadas y todo el elenco habitual de Gilliam, la historia se sostiene principalmente en una sucesión de gags perfectamente reconocibles y que ya estaban en MONTY PYTHON AND THE HOLY GRAIL, pero que aquí ya tienen bastante menos gracia. Yo entiendo que en el cine de Gilliam, la cutrez debe ser interpretada como un elemento más que sirve al director británico para enfatizar lo sarcástico en base al gusto por lo innoble; la pena es que el abuso de esto sólo ha funcionado para algunos títulos, y no creo que sea el caso del que nos ocupa. JABBERWOCKY se ve con curiosidad y algo de estupor, aunque algunos fanáticos la tildan de obra maestra incomprendida y maldita; no aventuraría yo tanto, aunque sí es cierto que la primera vez que la vi (tendría yo 8 ó 9 años) se me quedó grabada la destartalada "lucha final" entre el tembloroso tonelero y esa bestia que Gilliam fue capaz de construir con los trapos que le habían sobrado del vestuario... La infancia y sus esquinas emocionales...
Saludos bestiales.

4 comentarios:

Pepe Cahiers dijo...

A mi me sucedió lo mismo. La vi cuando era niño y me impresionó cuando el dragón dejaba la cabeza intacta y el esqueleto de sus victimas. Cuando la pude ver otra vez de mayor, ya me impresionó bastante menos. Son cosas que pasan.

miquel zueras dijo...

Aún recuerdo la primera estrofa del poema Jabberwocky:
Brumeaba negro el sol.
Agiliscosos giroscaban los limazones.
Barreneando por las váparas lejanas.
Mísvolos fruncían los borogobios-
Mientras el momio Rantas murgiflaba...

Desde luego, intraducible. Borgo.

Sensei Katorga dijo...

Pues esta no la he visto pero sin duda me quedo con Fear and Loathing in Las Vegas y Tideland, si ver ésta todavía, por supuesto. A ver que tal.

Dr. Quatermass dijo...

Vaya pues a mi también me impactó de niño. Vista ahora muestra muchas carencias, es cierto, pero no se si será porque lo que has visto de crío nunca puedes verlo con los mismos ojos o por que quizá haya algo de eso de obra maestra incomprendida que siempre la veo con agrado.

Un saludete.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!