jueves, 7 de mayo de 2009

Rigor natural

No, no es que me afecte demasiado a estas alturas que se abra un debate acerca de la validez actual de nuestros cineastas, pero llevo unos días con la mosca tras la oreja ¿Por qué? Pues porque nadie aporta soluciones, habiendo gente cuyo trabajo, ni más ni menos, es ése. Otros, cuando menos, y teniendo en cuenta una dilatada trayectoria, podían mojarse y decir la verdad; pero entiendo que estar al amparo de unas cuantas subvenciones deja a más de uno con una preocupante sequedad mental.
A todo esto, llámese vorágine, sinsentido o descalabro, resulta que el cine en España actuó como feroz crítico y opositor al asfixiante régimen que durante cuarenta años trató a este país con mano de hierro. De acuerdo, ya no hay franquismo (afortunadamente), pero eso jamás podrá justificar el acomodaticio tufillo desprendido por gran parte de los así llamados intelectuales. Y de ello podrían decir mucho Rafael Azcona y Luis García Berlanga. En el cartel de PLÁCIDO puede leerse: "Berlanga vuelve". Algo tan demencial cuarenta y ocho años después que no podemos menos que sonreír maliciosamente. Sí, Berlanga volvía, volvía a destrozar la hipocresía y la desvergüenza de un sistema sin sistema por sistema; de una sociedad cobarde y acobardada a partes iguales, y de unos cuantos "detallitos" que iban forjando poco a poco lo que ahora somos: un pálido reflejo de aquellas miserias. Porque PLÁCIDO gira en torno a una idea fundamental: la miseria y la servidumbre que crea. Ha pasado el tiempo y pocas veces se ha visto un eslogan tan estremecedor y genial a partes iguales: "Cene con un pobre"... Lo que puede ser visto como un inocente acto de piedad beata, es convertido por Azcona y Berlanga en una sucesión de vomitivos actos de desigualdad social, donde un hombre se ve envuelto en kafkiana desesperación al no poder pagar una letra de un miserable motocarro y donde el que comía caliente cada día expiaba sus culpas en Navidad, compartiendo mesa con un mendigo; dando por hecho, por tanto, que los mendigos deben existir en "su" orden natural de las cosas.
PLÁCIDO pertenece al extenso puñado de obras maestras que filmó este dúo irrepetible e inverosímil, y tanto por acción como por intención. Intelectuales, sí, claro, pero no por ello ciegos. Que aprendan.
Saludos, fun fun fun...

4 comentarios:

Kinezoe dijo...

Plácido, sin duda, una de las cuatro GRANDES de Berlanga y, en consecuencia, obra maestra del cine español.

Demoledora crítica a la hipocresía social con unos geniales Cassen y José Luis López Vázquez. Nunca está de más revisitarla; es nuestro particular ¡Qué bello es vivir!, eso sí, con algo más de picardía y mala uva. ;)

Eduardo dijo...

Pues si, sensacional. Coincido con Kinezoe parcialmente. No es capriano. Es neorrealismo, pero con cachondeo. Recomiento la quasi desconocida Fulano y Mengano

Kinezoe dijo...

Eduardo:
Lógicamente, no lo decía por el estilo, a todas luces muy distinto al de Capra, sino por el contexto de la película: la Navidad. Cada una en su estilo, son dos obras muy representativas de esa época del año ;)

Dr. Quatermass dijo...

Genial Plácido, me ha gustado esa comparación con Capra y uno de los misterios de la vida es como Cassen no hizo más cine. Creo que es mi favorita de Berlanga casi por encima de Bienvenido....

Me gusta el blog del indéfilo porque es el único donde de tanto en tanto se publica algo de cine español (además del mío, ja ja)

Saludos

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!