sábado, 16 de mayo de 2009

La inmortalidad al alcance de la mano

En fin, hablemos hoy de la mejor película del año, que ya toca.
Por supuesto, WALL-E ganó el oscar a mejor película de animación, pero si ésta es inalcanzable en todos los sentidos ¿no debería ser considerada como una película más?
No sé, no lo entiendo; o es que yo soy muy revolucionario o muy tonto, o no sé. El caso es que hacía mucho tiempo que un film no me emocionaba tanto, desde EL VIAJE DE CHIHIRO, supongo (significativo ¿no?). Y no estoy de acuerdo en el absurdo empeño de separar la primera parte como magistral y la segunda como simple family entertainment. No ¿Acaso el bodrio que resultó premiado como mejor película guardaba un mensaje trascendente en su insufrible metraje? Porque yo no me enteré. Entretenimiento; dejen de tenerle miedo a esa palabra, porque WALL-E es, esencialmente, muy pero que muy entretenida, un aluvión de sensaciones que transportan al espectador de la sonrisa más franca al puro estremecimiento dramático; de la risa hilarante al terror apocalíptico. WALL-E es el perfecto trasunto de aquel Charlot enamorado y pazguato de THE KID o THE GOLD RUSH; y hay en su oblicua mirada, una mirada artificial, más significación y humanidad que en cualquier actorzuelo, con o sin método.
No exagero, hablamos (y permítamelo por esta vez, Mr. Eastwood) de uno de los films más importantes de los últimos tiempos, porque, acrobacias digitales aparte, WALL-E propone una honda reflexión desde sus nada ingenuas imágenes, en el invariable y monótono trabajo de un humilde robot basurero en un planeta donde ya no vive nadie, con una cucaracha como única compañía, con un curioso "síndrome de Diógenes" que le hace guardar cualquier objeto que atrae su atención. Y luego en el contraste de EVE, el pulcro robot enviado en busca de algún rastro de vida, limpio y mortífero. WALL-E es una película de aventuras, sí; y de animación, por si fuera poco. Está facturada a la sombra del gigante Disney y serán muy pocos los pequeños que no la hayan visto. Pero si me preguntan a qué me recuerda WALL-E la respuesta es invariable y automática: Sólo el maestro John Ford puede contar tanto y tan bien en tan poco tiempo. Y si no me creen vean HOW GREEN WAS MY VALLEY y déjense llevar por su propia imaginación. Por cierto, aquélla le arrebató el oscar nada más y nada menos que a CITIZEN KANE... ¡Cómo ha cambiado la cosa!
Saludos robotizados.

3 comentarios:

Kinezoe dijo...

No es por llevar la contraria pero la verdad es que a mí me resultó un poco cansina. Pese a tener una primera media hora fantástica luego empieza a tornarse un tanto repetitiva en su desarrollo. Habría ganado bastante con media hora menos de metraje.

Si de entretenimiento se trata preferiría mil veces antes Toy Story o Los Increíbles, por citar otras dos cintas (supuestamente con menos "mensaje") de los mismos creadores.

Por cierto, también se me antoja pelín empalagosa. Claro que, todo esto es mi opinión, y sobre gustos, ya se sabe...

Saludos!

marguis dijo...

A mi me encantó, me vi transportada, me llegó al corazón... todas esas emociones que hacen que considere que una película me ha gustado o no... en un solo film... fue como soñar....

Dr. Quatermass dijo...

A mi también me encantó pero.... creo que hay ciertos recelos a que la animación se pueda considerar un arte "mayor" como pueda ser el cine de imagen real, aunque esto puede cambiar si por ejemplo se da el oscar a el señor de los anillos como mejor película que es un X% animación.

Pero creo que el peje más grave que pagan este tipo de producciones es que tienen que ser rentables en la taquilla "infantil" para hacer rentables sus astronomicas inversiones. En cuanto se haga animación para adultos con los mismos recursos, ¿quien sabe?.

Saludos!

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!