lunes, 5 de enero de 2009

Sin límite aparente

Abriré la reseña dedicada a CHANGELING con un simple dato que me parece fundamental y hasta esclarecedor de lo que puedo decir sobre el penúltimo trabajo (último estrenado) de Clint Eastwood: Si es capaz de que me crea que Angelina Jolie es una magnífica actriz, entonces Eastwood es un genio con todas las letras.
Francamente, nadie hace películas como Eastwood porque es un modelo narrativo que (aquí hay que reírse) "ya no se lleva". Mi opinión es que es muy complicado dotar de alma y peso a cada personaje, que cada escena cuente y no sea gratuita o manejar el tiempo cinematográfico en función del efecto dramático que se pretenda lograr. Clint Eastwood sigue refinando todo esto en cada trabajo y, además, imprime su sello personal; es cada vez más difícil buscarle un parecido razonable con cualquier otro maestro. Y sin embargo, Eastwood es el único heredero de la importancia de Ford, Hawks, Huston, Lean... Y de todos extrae su mejor versión, la que ha hecho que amemos este medio incondicionalmente.
Y ahora debo decir que CHANGELING no es el mejor trabajo de Eastwood, pero ¿qué más da?; sabemos que nadie está actualmente a su altura y que la peor escena suya haría enrojecer de vergüenza a cualquier ganador de un festival... a cualquiera. Otra vez, al igual que en MILLION DOLAR BABY, se atreve con un argumento más cercano al culebrón televisivo que a la obra consecuente que termina siendo. CHANGELING parte de un suceso aparentemente absurdo para destapar el gran cubo de basura; los personajes sólo se mueven por sus propios intereses, lo que termina por arrastrar al débil, la madre soltera que pierde a su hijo. Eastwood se disfraza de Hitchcock en la primera hora para mantenernos con el ceño fruncido, extrañados; decimos: "algo muy raro está pasando aquí". Luego, da rienda suelta a su versión más cruel, cuando la madre es internada en un psiquiátrico y la esperanza inicial va disolviéndose en escenas cada vez más crudas. Finalmente, sí, la justicia acaba por prevalecer, y cada cerdo obtiene su San Martín... y, sin embargo, es muy difícil ver la última media hora sin que se te salten las lágrimas; porque ésta no es la típica cinta con final feliz y porque Angelina Jolie, lo dije al principio, está que se sale de la pantalla. Supongo que algo tendrá que ver Eastwood en todo esto ¿o no le quitó de un plumazo todos sus insoportables tics a Meryl Streep en aquella inolvidable película?
Podríamos estar hablando durante días de esta maravilla, sobre todo porque se trata de una inusual visión poliédrica acerca de los males humanos; si tuviésemos que adjudicarle un género, yo no lo dudaría: la primera película de terror de Clint Eastwood.
Saludos intercambiables.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

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