viernes, 23 de enero de 2009

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Hace algún tiempo me comprometí a desvelar las razones por las que desprecio profundamente la película más injustamente sobrevalorada de la historia. Bueno, tampoco son muchas razones, la cosa no da para mucho.
Lo primero es la total falta de argumento.
Lo segundo es la fútil utilización de planos de la ciudad como enmascaramiento a la falta de argumento.
Lo tercero es el inquietante parecido de los actores con la supuesta directora (director es el que dirige; el que pone la cámara en un sitio a ver qué pasa es el operador de cámara).
Lo cuarto es la inconexión entre lo que se hace y lo que se dice; quizá por ello se hace y se dice más bien poco.
Lo quinto es la absoluta falta de sentido del humor incluso cuando se nos está indicando desesperadamente que Bill Murray está intentando hacerse el gracioso (véase imagen), (véase escena del karaoke).
Lo sexto es esa insoportable escena del karaoke que me niego a comentar porque acabo de comer y no he hecho la digestión.
Lo séptimo es haber contribuido decisivamente al encumbramiento de una actriz que no actúa; repito: que no actúa. En ese sentido, Pasolini tranquilizaba mucho más a los productores.
Lo octavo es colocar los temas musicales de la forma más traicionera para el espectador: en formato videoclip.
Lo noveno es pretender transmitir trascendencia con una historia que podría escribir una adolescente "piercingada" después de ver un reality show.
Lo décimo... mierda... lo décimo es... ese... ¡ese final que es para matarlos a todos y ocultar los cuerpos en el fondo del océano!
Por último, entono el mea culpa por haber resistido hasta el final... Lo más sensato habría sido desistir tras la primera cara de Murray y así ahorrarme esto...
Saludos vacíos vacíos...

5 comentarios:

Eduardo dijo...

Hoy, amigo Dávila, no puedo sino mostrar mi hondo desacuerdo.

dvd dijo...

Ya, ya me lo temía... No pasa nada, era obvio. Y seguro que usted es sólo el primero de una larga lista ¿qué le vamos a hacer?

Eduardo dijo...

Reconozca usted que, por lo visto, soy el único que me atrevo a contrariarle.
;)

dvd dijo...

No, si al final tendré razón y todo...

ethan dijo...

Cosas que me gustan de Lost In Translation:

- Esa extensión de la crisis en pareja (la de Murray ni si quiera sale, sólo hay una voz al teléfono) a la crisis personal en un país donde no se entiende nada ni a nadie.

- El final pseudo-optimista: quizás pueda unirme a alguien que también esté solo...

- El tono "Rossellini" (casi todas las pelis con Ingrid Bergman, perdida en un país extraño, como perdida estaba en su vida) e incluso "Antonioni" y su tesis sobre la incomunicación.

Ya recordaré más cosas, tengo que volver a verla.

En resumen: Me encantó.

Ya he oido muchas veces lo de que la peli está sobrevalorada, casi parece una moda; al menos tú das tus razones.

Saludos!

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!