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La historia no puede ser más estrafalaria: Un viejo avaro regenta una especie de albergue para indigentes a los que extorsiona y chantajea constantemente; su mujer es una chica despreocupada y zalamera (suavemente dicho) que coquetea con Pepel, un ladronzuelo bohemio y hasta generoso. Ambos anhelan la defunción del viejo usurero para hacerse con su fortuna y vivir a cuerpo de rey, pero éste parece tener siete vidas; por otra parte, Pepel sucumbe inesperadamente a los encantos de la explotada hermana pequeña de la esposa del viejo, por la que sería capaz hasta de abandonar el oficio. Un maravilloso lío, vamos. Y por si no fuera suficiente, Pepel coincide en una de sus habituales visitas a la cárcel con un aristócrata arruinado por el juego; ambos traban gran amistad y acaban por montar una especie de motín que terminará con el viejo y su albergue. Y eso es LES BAS-FONDS, otro canto a la libertad y la camaradería como única y desesperada lucha contra los intereses destructores del dinero. Una buena muestra de ese cine que nos queda tan lejos en el tiempo, aunque constituya una fuente inagotable de interpretaciones e influencias por la sencillez con la que Renoir aborda al ser humano en toda su controversia e imperfección.
No sólo recomendable, muy necesaria.
Saludos desde el arrabal.
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