miércoles, 11 de septiembre de 2019

La amistad de tu enemigo



LES GODELUREAUX, de 1961, pasa por ser uno de los films menos conocidos de la primera etapa de Claude Chabrol, pero quizá sea el que con más claridad define el paso decisivo que su forma de narrar experimenta, desde los preceptos de la nouvelle vague hacia un punto intermedio entre la sofisticación y el clasicismo. La película empieza como un movimiento de despiste que no me parece casual, y que parece un himno a esa juventud contracorriente que parecía destinada a cambiar el mundo a base de subvertir el orden establecido. Unos gamberros, o diletantes, o meros pijos flojos, unos "petimetres" (traducción del intrincado título), que llegan en un viejo descapotable con chófer a la puerta de un bar, donde entre todos levantan a pulso un deportivo de últimma fabricación que (oh la la!) alguien ha tenido la desfachatez de aparcar en el sitio que "les pertenece". El dueño, sin embargo, resulta ser un tipo aún más retorcido que ellos, una especie de "antiaristócrata" que a partir de ahí dedica todas sus fuerzas a urdir un plan maestro para vengarse de la afrenta, y más concretamente del cabecilla del grupete, al que decide dejar en evidencia como lo que es, un simple palurdo que se cree alguien influyente. Jean-Claude Brialy está fantástico en el papel que mejor le va, el de ese tipo al que no sabes si felicitar o escupir, y que se rige por una moralidad que sólo él parece llevar a cabo; aunque es necesario volver la mirada (nunca mejor dicho) hacia la gloriosa y eterna Bernadette Lafont, igual de sensual y escurridiza en vaqueros remangados que con vestidito de cóctel, y que llena la pantalla con su exuberante presencia. Por contra, a Charles Belmont le queda grande el desafío de encarnar al burlador burlado, y no es lo mejor de esta película angulosa y sorprendente, y que contiene momentos tan surrealistas como éste, que podría haber sido firmado hasta por Buñuel...
Una joya.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!