viernes, 20 de septiembre de 2019

Cada uno en su sitio



Bong Joon-ho ya tiene su palma de oro, la conseguida con GISAENGCHUNG (PARÁSITO), que pasa por ser su mejor película por diversos motivos. Y lo primero que se me ocurre es que el director coreano, tan dado a esto de sublimar los géneros, se saca de la manga una película sencilla de ver pero indescifrable, que aborda casi todos los géneros sin decidirse por uno en concreto. En realidad, lo más interesante de PARASITE es algo que subyace bajo la comedia ácida, el suspense físico o la sátira social. Como el oscuro secreto que durante años ha permanecido encerrado en un lugar secreto de la imponente casa de la familia adinerada, el contrapunto va tomando forma con naturalidad; esa familia desarraigada pero finamente pérfida, que Bong Joon-ho perfila a la perfección en apenas los primeros cinco minutos de película, y que se introduce sigilosamente en la vida de los ricos, como si de dos caras de la misma moneda se tratase. Hay quien ve algo del TEOREMA de Pasolini, pero importa menos aquí la seducción y sí la imprevisibilidad con la que se van sucediendo unos actos que, efectivamente, no hacen más que recolocar a cada personaje en el lugar correspondiente. Sí podría tener algo más en común con BORGMAN, aquel film del holandés Alex Van Warmerdam, aunque PARASITE es mucho más compleja, afilada y certera que aquélla, ofreciendo una larga reflexión final que no sobra, sino que explica a la perfección cómo un grupo de personas querría hacer según qué cosas. Y como siempre suele ocurrir, nada más sencillo que un irrefrenable deseo de suplantación.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!