jueves, 15 de noviembre de 2018

Clément de pleno #9



GERVAISE adaptaba la novela de Émile Zola "La taberna" como una contundente reafirmación del realismo naturalista que René Clément venía perfeccionando en sus mejores títulos. Y GERVAISE es una extraordinaria película, aterradora película, durísima película. Clément recrea ese París abigarrado y humeante del Segundo Imperio, sus olores y texturas de ciudad sobre todo sucia, cochambrosa, al menos en ese arrabal humilde por donde vemos la desgraciada vida de Gervaise, la coja, enamorada del sinvergüenza que le ha hecho dos chiquillos y la deja sola cada noche para irse con cualquiera. El personaje compuesto por Maria Schell es impresionante, y deriva a lo bestia del coraje a la ternura, propinándole una paliza a la mujerzuela que se ríe de su condición de engañada o sacando ella sola a sus hijos. Gervaise rehace su vida, o eso parece, con un humilde techador, pero éste sufre un accidente y de su consecuente incapacidad deriva hacia un alcoholismo insoportable. Gervaise es muchas mujeres, madres y esposas a las que les fue negada la educación y que sólo podían acceder a su dignidad mediante matrimonios más o menos convenientes; pero la historia de Gervaise es la de quien aprieta los dientes una y otra vez y no rehuye los problemas, sino que los afronta. Sin embargo, si aludimos al naturalismo no olvidemos su condición neutra, porque aun ensalzando los valores puramente humanos, no busca una salvación in extremis ni milagros beatíficos. El final del film es tan acongojante como terrible, porque hay personas que están marcadas por el signo de la derrota, y es de grandes artistas incidir precisamente donde la mayoría no quiere mirar.
Obra maestra. Impresionante.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!