lunes, 26 de noviembre de 2018

Amarga canción de cuna



LES INNOCENTES es una película bellamente rodada pero que trata sobre un asunto repugnante, la violación sistemática a la que se veían sometidas las monjas de un convento polaco por las tropas soviéticas, una vez acabó la Segunda Guerra Mundial y Polonia se convirtió en un caos ingobernable y, nunca mejor dicho, dejado de la mano de dios. El hecho central es lo suficientemente importante y doloroso como para arrojar un poco de luz cinematográfica sobre ello, pero hay un problema insoslayable en el film en sí, pese a sus muchos aciertos y virtudes. La cineasta Anne Fontaine (con una carrera que abarca ya dos décadas) no encuentra el punto justo entre la denuncia vesánica, el aparentemente apacible interior del convento y la siempre temible tendencia a irse a unos exteriores cuya belleza formal no aportan gran cosa al desarrollo de un argumento que se diluye justo en los instantes más poderosos de la narración. La sensación es de que se ha intentado hacer una película honesta y comprometida, pero que la forma de llegar a ello no ha terminado de lograrlo. Y es extraño, porque el elenco femenino está francamente bien, destacando a las actrices polacas que interpretan a las monjas, pero, y quizá sea cosa mía, el regusto que me quedó es el de uno de esos films que sabes que vas a olvidar casi inmediatamente después de haberlo visto. Una pena, porque prometía mucho más, pero aún puede serle de utilidad histórica a los grandes fanáticos del cine que versa sobre los inacabables desastres de la WWII.
Saludos.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Completamente de acuerdo,aunque me haya llamado "Gran Fanático".

dvd dijo...

Bueno, maño, es que usted lo es, y un gran entendido en la materia además. No sé, a mí me parece que podría haber sido una película mucho mejor de lo que es, porque tiene un material histórico increíble. Está bien rodada, correctamente rodada, demasiado correctamente, y al final parece hasta convencional, exceptuando algunas escenas estremecedoras. Pero no está mal en absoluto.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!