jueves, 8 de noviembre de 2018

Clément de pleno #8



En 1954, consagrado por público y crítica, René Clément volvió a dar un paso más allá, abordando una coproducción con el Reino Unido para adaptar una famosa novela de Louis Hémon acerca de los radicales bandazos de un mujeriego francés, que se traslada a Londres con la peregrina idea de convertirse en un rico mantenido. MONSIEUR RIPOIS comienza desde el final, es decir, con su protagonista (un espléndido Gérard Philipe), a punto de divorciarse de su esposa, narrándole a una joven todo su periplo en la capital británica, ya que ésta piensa que su vida ha sido un camino de rosas. Todo lo contrario, André Ripois comienza en una aburrida oficina por un mísero sueldo, y encuentra la solución seduciendo a su estricta jefa, que resulta ser aún más estricta y más jefa en la vida cotidiana. Para salir de esa relación, conoce a una joven, que sin embargo no accede a sus deseos, ya que su puritana educación le impide cualquier contacto antes del matrimonio. Ripois pierde su trabajo, queda sin ingresos, solo y en la calle, hasta que un equívoco le hace cruzarse con una madura prostituta, que se apiada de su desesperada situación y lo acoge casi como una madre. Ripois empieza a levantar cabeza dando clases particulares de francés, y es entonces cuando conoce a la madre de uno de sus alumnos, una mujer culta y refinada, que se percata de que no sabe absolutamente nada sobre literatura, y que se convertirá en la mujer de la que ahora intenta divorciarse. Un dilema moral sobre la condición femenina prevaleciendo sobre el macho pagado de sí mismo que, sin embargo, se ve incapaz de solventar la dependencia casi enfermiza que convierte a las mujeres en objetos de deseo ante sus ojos. Sin cuestionar la "cuestionable" moral de su protagonista, lo que Clément consigue finalmente es otro magistral retablo de personajes, siempre a la deriva de su propia imposibilidad para gobernar una circunstancia vital que les supera y en ocasiones aplasta.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!