miércoles, 11 de agosto de 2010
Ni un pájaro, ni un avión #3
Con la franquicia bien consolidada en taquilla, los avispados Salkind sólo esperaron tres años para poner en funcionamiento la tercera parte de la saga. Las constantes eran las mismas, repetía Richard Lester en la dirección... ¿Qué hace tan diferente entonces SUPERMAN III?; desde luego, su desmelenamiento generalizado; como si Lester hubiese desempolvado las extrañas aventuras del cuarteto de Liverpool y las trasladara directamente al rocoso universo del hombre de acero. Y es que en esta tercera entrega hay muchas cosas que no había en las otras dos: Hay humor (Richard Pryor haciendo el único personaje que sabe hacer); hay sexo (Kal-el al fin se saca los calzoncillos de encima de los leotardos); un malo contra el que Superman no sabe enfrentarse porque no puede usar la fuerza bruta (me parece genial que se trate de un especulador, porque es reflexión de actualidad); y por haber, hasta vemos a Superman borracho perdido en un bareto, cargándose las botellas a golpe de cacahuete y con ojeras resacosas, impagable escena que desemboca en una surrealista pelea contra Clark Kent en un desguace. Es cierto que esta tercera entrega pierde mucha solemnidad y empaque respecto a las otras dos, pero quizá resida ahí su bizarro encanto, en no tomarse demasiado en serio a sí misma, y se me ocurre el ejemplo inmediato de la celebrada IRON MAN, de la que ésta podría ser un claro ejemplo. Lo cierto es que la franquicia comenzaba a despeñarse casi al mismo tiempo que todos empezábamos a ser un poco más descreídos... pero aún quedaba algo por decir...
Saludos invulnerables.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
5 comentarios:
Yo sobretodo veo paralelismos entre estas tres primeras entregas y el Spider-man de Sam Raimi.
Ambas, en la primera parte, explican el origen del personaje, en la segunda sus protagonistas pierden sus superpoderes, y en la tercera deben enfrentarse a su reverso tenebroso por culpa de los efectos de un meteorito, sin contar que también hace aparición el personaje femenino que personifica sus primeros escarceos amorosos. Lana Lang en Superman, y Gwen Stacy en Spiderman, ¿coincidencia?
Quien sabe, a lo mejor si Raimi hubiera hecho la cuarta entrega, nuestro vecino y amigo Spiderman se hubiera enfrentado contra un travesti solar con las uñas pintadas...
Ya empezaba la decadencia de la saga, confirmada con la cuarta entrega en manos de los chapuceros de la Cannon.
Cierto, demasiadas coincidencias creo yo... Y, sí, lo pondré mañana, es la peor...
A mí lo que me gusta de los superhéroes de DC es el punto débil moral que tienen, en especial Superman y Batman. Recuerdo que de esta peli me gustaba ver al todopoderoso impositor de la bondad "por que lo digo yo que soy el más fuerte" enfrentándose a sí mismo y destapando sus deseos más oscuros.
Que viene a ser un retorcido paralelismo con los métodos políticos de U.S.A.
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