miércoles, 4 de agosto de 2010

Un pulso a la historia



Si no se habían dado cuenta en más de dos años de blog, ahora es el momento. Así que al fin me toca hablar sobre THE THIRD MAN, con la de cosas que se habrán dicho a estas alturas sobre una de las cumbres incontestables del séptimo arte, cuyos vericuetos y excelencias me obligan a una pequeña autoexigencia a la hora de abordarla con un mínimo de seso.
Porque ¿de qué manera iba yo a ponerme otra vez a contarles a ustedes, que ya se saben esta apasionante historia de principio a fin? ¿Cómo podría permitirme un simple esbozo en el que cupiera toda la emocionante poesía que Graham Greene extrajo de su propia obra para ponerla al servicio del neoexpresionismo visual de Carol Reed? ¿Acaso no es una verdad a voces que la absorbente trama, con su soterrada historia de espías, su juego politizado y sus laberintos de índole psicológica, no hacen sino responder a un fin mucho más inextricable y sorprendente?... ¿y que el delicado e inteligente desarrollo no desvela su auténtica forma hasta esa mítica parte final, donde el espectador, con su sentido de la percepción definitivamente rendido ante semejante vuelco sensorial, es ya consciente de que está siendo testigo de la consecución de un paso decisivo en pos de la conquista de la modernidad?
 ¿Cómo entonces? ¿A partir de qué asidero no repetirme para decirles que hablo de un momento único e irrepetible?... Todas esas cosas podría ensayar y aún me quedaría demasiado corto, decididamente sesgado y disminuido; porque THE THIRD MAN marca un antes y un después sobre la manera (y esto incluye cada minucioso estudio hecho sobre el tema) en la que el arte, el arte de contar historias, puede mantener toda su vigencia y potencia por muchos años que pasen. Y, efectivamente, nos quedaríamos muy cortos si nos ciñéramos al pretexto de la historia de espías o suspense de tintes políticos; nada de ello es válido una vez que Orson Welles nos transporta a un nuevo estadio de percepción, donde puede tener cabida cualquier respuesta que hubiésemos preconcebido justo hasta ese momento, ya instalado para siempre en cada imaginario cinéfilo, personal o colectivo, sentimental o filosófico.
Es todo cuanto puedo decir... pero mejor vean la película...
Saludos subterráneos.

4 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Es mi pelicula favorita desde la primera vez que la vi hace ya muchos años. Ocupa el n.1 de mi lista particular y revalida el puesto año tras año. Es mi Ciudadano Kane indiscutible. Es perfecta. Estoy enamorado de Alida Valli y en Viena hice el tour de El Tercer Hombre, alcantarillas y noria del Práter incluídas e incluso fui a verla en el cine Burg que sigue proyectándola todas las semanas.
Ya sabes que le dediqué un monográfico de 3 entradas. No me enrollo más.
LA MEJOR PELÍCULA DE LA HISTORIA DEL CINE para el que esto escribe.

dvd dijo...

Y, como supongo que habrá intuido, un post que le dedico...

Eduardo dijo...

Yo ya hablé de ella. Y de como la ví por enésima vez en Viena, en el dicho cine. Seremos los únicos dos mañicos en haberla visto allí. Es el que está en el ring ese, cerca de la Ópera? A mí me vino de perlas, porque estaba aburridisimo en el hotel por motivos que no vienen al caso.
Ya me estoy enrollando.
Hala.

Mister Lombreeze dijo...

Correcto, en el Opernring detrás de la ópera.
Algún mañico más habrá ido, cundimos mucho...
La excursión por las alcantarillas es flipante.

Pues muchas gracias por la dedicatoria.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!