sábado, 14 de agosto de 2010

Denuncia New Age



Después del atracón de superhéroes, me he acordado de una película de esas destinadas a que todas esas almas sensibles y acongojadas pasen un rato entre lagrimillas y suspiros. Y es que THE KITE RUNNER tiene muchos ases para conformar un drama social sólido y dinámico, pero desgraciadamente Marc Forster, que cuenta con una trayectoria tan inusual como repleta de altibajos (desde la estupenda MONSTER'S BALL a la "bondiana" QUANTUM OF SOLACE), es absolutamente incapaz de superar el carácter melodramático del best-seller de Khaled Hosseini y da al traste con una idea que, bien desarrollada en cine, pdría haber dado más en sus olvidables 120 minutos.
Se nos cuenta la típica historia de dos niños que son amigos inseparables, de diferente extracción social y que son separados de manera traumática (en este caso, la implantación del régimen talibán en Afganistán). Así que el chaval que consigue escapar junto a su padre a Estados Unidos vuelve al cabo de los años a su país de origen para intentar encontrar al hijo de su antiguo amigo y saldar así el lastre de culpabilidad por haberle dejado a su suerte en un entorno de hostilidades. Forster emplea la primera parte (la más interesante) del film para contar muchas cosas (la amistad infantil, el activismo del padre contra los talibanes, el sordo impacto de la toma de poder y hasta algún concurso de cometas filmado con esmero) y dejar al espectador, justo a la mitad, con ansias de saber qué va a pasar a continuación. Por desgracia, el último tramo no sólo no es creíble (yo no me creo que un tipo totalmente solo entre en un cuartel talibán, por las buenas, y se lleve a un niño escapando en plan Rambo), sino que aburre a las vacas con su paternalismo de teleserie y el estúpido mensaje de que con buenos sentimientos se superan las adversidades, en lugar de ahondar un poco más en los aspectos psicológicos derivados del sentimiento de culpa; de todas formas, al ser una adaptación literaria, no sé hasta qué punto puede ser culpable de esto el director, aunque estoy convencido de que se podía haber hecho un producto de mayor empaque.
Saludos celestes.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!