domingo, 15 de agosto de 2010
Elogio del desconcierto
De Ridley Scott lo hemos ido poniendo prácticamente todo a lo largo de estos dos años y pico; hemos revisado sus obras maestras y sus terribles fiascos; lo nuevo y lo viejo, lo comprensible y lo inexplicable. Puede que lo único que nos faltara por diseccionar fuese el extraño artefacto que nos va a ocupar hoy; un film de una factura visual tan perfecta como discutibles resultados cinematográficos; una especie de SAVING PRIVATE RYAN reducido a la mínima expresión argumental y confiándolo absolutamente todo a la indolente carta técnica. Porque BLACK HAWK DOWN es muy fácil de resumir pero imposible de defender una vez explicada, aunque hay quien le parece exactamente lo contrario.
Situémonos en Somalia a principios de los noventa. Aquel repugnante y fétido conflicto bélico ha sido la vergüenza (una más) del gobierno estadounidense y sus estupendos politiqueos "alternativos y paralelos" en materia de defensa. En un país asolado por la miseria y dejado de la mano por casi todo el mundo, hacen su aparición los genuinos salvadores de la paz y la libertad. Scott se centra en un apretado lapso temporal, el que va desde el tiempo que se tarda en enviar un escuadrón de todopoderosos helicópteros Black Hawk en "misión humanitaria" (Ja!) hasta que la orden es revertida sin motivo aparente y convertida en una ofensiva indiscriminada y auspiciada por la supuesta localización y consiguiente captura del máximo mandatario somalí, infausto y diabólico personaje que jamás tuvo nada que ver con los tipos que ahora intentan derrocarle...
Así que dos de estas supermáquinas de combate son derribadas contra todo pronóstico en pleno Mogadiscio y lo que era ofensiva se convierte en un desesperado plan de rescate. Y Scott lo filma todo como si él mismo hubiese sido derribado; utiliza todo su arsenal técnico para repentinizar y dotar de veracidad lo que no es más que un confuso correcalles en plan videojuego. Todo esto está muy bien si lo único que buscamos es el mero empacho visual al que este director tanto nos ha acostumbrado; pero se imponía aquí algún tipo de reflexión, un poco de discurso que aclare la verdadera naturaleza de unas acciones sospechosas desde su misma concepción. La cosa está, bajo mi punto de vista, suficientemente clara: no eran ni el director ni el productor (Jerry Bruckheimer... ¿qué esperaban?) para dicho envite, por lo que BLACK HAWK DOWN es un caballo de Troya espectacular y grandilocuente que termina desmoronándose como una sonrojante torre de naipes, víctima de su enorme y fútil peso específico.
Saludos en son de paz.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
7 comentarios:
¡¡Cuidado con las películas bélicas americanas!! Intentarán hacerte sentir que quieres ser secretario de defensa para poder desarrollar toda tu bondad, humanitarismo y solidaridad. Sobre todo si vienen de un pelotero como el señor Scott. Ubi sunt Alien y Blade Runner?
Yo mantengo la teoría de que se las hizo un primo listo y, para quedarse con la gloria, luego lo mató...
No coincido con vosotros.
Para mí es una de las mejores películas de la década. Un prodigio técnico de una belleza visual impactante.
Yo no creo que le falte eso que tú dices. Sería otra película. Siempre la he percibido desde el punto de vista de su moraleja, o sea, una historia de camaradería entre unos brothers in arms.
La vi, hace 10 años, por primera vez en un cine de Sacramento. Había un montón de veteranos de la guerra del golfo (mi cuñado entre ellos). Joder, cuando acabó la peli y encendieron las luces, la mitad estaban llorando. La verdad es que fue emocionante.
Y yo fui objetor, que conste.
Sús méritos artísticos eclipsan la propagandilla barata que rezuma.
Siempre me ha inquietado el silencio norteamericano acerca de las razones que le llevaron a incursionar en un sitio tan poco interesante, a priori, como Somalia...
Y a mí siempre me ha inquietado el concepto de la materia oscura del universo.
Pero ninguna de estas dos inquietudes me ha impedido disfrutar de un peliculón del calibre de Black Hawk Down que, insiste, tampoco tiene tanta carga patriotera.
Pirotécnia en estado puro. Un comienzo prometedor (visualmente hablando) consumido a lo largo del metraje por la falta de contenido. Mediada la película, ésta ya se ha convertido en una ensalada de tiros sin cuento en la que nada importa más allá de tratar de llegar a las dos horas en pie.
No diría que apestosa, pero mal huele, sí...
Pirotecnia en estado puro me parece un halago maravilloso.
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