domingo, 20 de diciembre de 2009

El orgullo de un rey destronado

Indudablemente, lo del espíritu kamikaze, imbuido por los seis capitulitos anteriores, se ha instalado definitivamente en este sitio, anterior remanso de paz y concordia para cualquier cinéfilo agotado... ¿no es así?...
Pero lo que sigue no tiene nada que ver con el pecador de la pradera, primero porque no podemos hablar de una saga en sí, sino de un film mítico, el que nos ocupa hoy, y dos vanos intentos posteriores no ya de igualar la proeza, sino de superarla. Y es que superar a un monumento, después del cual el cine ya no volvió a ser el mismo, es una falacia imperdonable.
1933, la RKO lanza el órdago, quizá el mayor de la historia del cine; se presenta un largometraje que tiene como protagonista a un gigantesco simio..., pero gigantesco de verdad. Con una premisa así, lo más lógico para un gran estudio es poner al mono pegando mamporros y esas cosas que le gustan tanto a James Cameron, sin embargo, KING KONG es una película hermosamente compleja, complejamente hermosa. Por un lado está la gran fascinación producida por la llegada a esa isla misteriosa, Teschio, Skull Island, espacio mítico en ninguna parte que simboliza lo arcano, lo prohibido, todo lo opuesto a la civilización; éste es un gran punto a favor del relato, pues luego el desarrollo y clímax girará en torno al transplante forzado que se hace de Kong, como un vulgar espectáculo de feria. Kong provoca terror, ternura, ira, compasión, venganza y hasta una cierta hilaridad, lo que le convierte, sin dejar nunca de ser una maqueta primitivamente animada, en un personaje con alma cuyas reacciones nos resultan sorprendentes. Existe la terrorífica escena del cebo humano, con Fay Wray desafiando la censura de la época; la del supuesto enamoramiento del rey mono, cuya mirada entre animal y humana encierra un hermoso significado que no alcanzamos a entender del todo; para terminar con la impresionante ascensión al Empire State y el ataque de las avionetas, una escena que pertenece al privilegiado Olimpo de lo que está más allá de la mera representación y transita como lo que es: una obra fundacional y fundamental del "fantástico".
Bien, una vez dicho esto, anuncio lo que va a pasar mañana y pasado: comentaremos aquí los dos dispares intentos de resucitar al viejo Kong, a ver qué sale.
Saludos (ahora vienen unos golpes en el pecho)...

3 comentarios:

Crowley dijo...

Pues desde la jungla cibernética veremos que nos depara esta incursión simiesca jejeje, aunque mi preferida es la que comentas arriba, la del 33.
Saludos

Dr. Quatermass dijo...

Si es que los momentos previos a la aparicion del gorila, con los rituales y la apertura de los portones y tal es de lo mejor de la historia en cine de aventuras, o sea que no solo es monstruo esta maravilla.

Tambien puedes repasar King Kong contra Godzilla ;-)

Y otro reto : ¿Fay Wray, Jessica Lange o Naomi Watts? Yo me quedo con las tres... ¡Ñam Ñam!

Kinezoe dijo...

Clasicazo.

Grande Willis O'Brien. Muchos deberían aprender de este señor en el cine actual... año 1933, ténganlo en cuenta...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!