domingo, 13 de diciembre de 2009

¡Los caballitos ponis!... ¡Los caballitos ponis!...

En una misteriosa confluencia de intenciones, pareceres y casualidades, ésta es la entrada mil del blog y la del otro blog, la cuatrocientos... Y es lo más interesante que van a leer hoy, porque los deseos del querido señor Gavín, regente de ese maravilloso Café, son órdenes en un santiamén, así que... ¡HABRÁ SANGRE!...
Y me viene que ni al pelo tan contundente frasecita, pues hoy hablaremos de otra innecesaria vuelta de tuerca a ese género inexistente que el gran Robert Altman inventó hace ya algunos años: la crónica social en clave coral y moralizante. Entonces el material era nada menos que extraído de Carver y rezumaba de su realismo sucio y sus perdedores atormentados. Luego vino Paul Thomas Anderson, al que su experimento le sirvió para foguearse en la cumbre y prepararnos para su obra maestra, la de la frase de marras... ¿Por qué entonces me irritó tanto (y ahora más) lo que hizo Paul Haggis para convencernos de que podía acercarse a Eastwood? No recuerdo tal grado de presunción en el maestro, ni siquiera con los excelentes guiones (eso sí) del propio Haggis... ¿Será por lo forzadísimo de las situaciones? ¿el trazo grueso, y hasta remarcado, de unos personajes arquetípicos hasta la náusea? ¿sus resoluciones dignas de Hospital Central? ¿su conservador concepto del encuadre? ¿sus fabulitas de mesa camilla?... ¿ese final...? ¿Cómo lo definiría?... hmmmmm... Ah, ya... ¡EL PEOR FINAL DE LA HISTORIA, LOMBREEZE! No... ¡EL FINAL MÁS DEMAGÓGICO DE LA HISTORIA, LOMBREEZE!... Sí, ya sé que antes era sonrojante ver a Brendan Fraser y Sandra Bullock y sus problemillas de pijos; o al niño de la capa; o la vomitiva secuencia con el peor Matt Dillon que recuerdo ¡que se encuentra dos veces a la misma mujer en Los Angeles, que no es precisamente un sitio pequeño! ¿Que para qué se la encuentra dos veces?... Jaja... primero para vejarla y luego para rescatarla de las llamas como un Valentino de los cojones... ¿Que esto es cine social? Pues que baje Altman de los cielos y lo vea... ¡Y encima le copia el título a una maravilla como la de Cronenberg!... ¡Y encima vengan oscars, hala!... Y es que se trata de un artefacto tan devaluado como esa apartada atracción de feria... ¿han visto algo más triste y decadente que esa rueda de Sísifo con ponis amarrados? Yo sí... adivinen qué.
Saludos estrellados.

6 comentarios:

Groupiedej dijo...

qué buena canción!!

o sea, que he hecho bien en no verla, no?

Y peor el final que el de Contact? No me lo creo...

Crowley dijo...

Pues casi que paso de verla, pero seguro. Y mira que finales peores que Contact, como cita RFP, hay pocos...
Saludos

dvd dijo...

No es sólo mala... es peor, es miserablemente autocomplaciente...

Mister Lombreeze dijo...

Jajajaja.
Bueno, por alusiones. A mí Crash, (a la que yo llamo Catacrash para no confundirla con la de Cronenberg), me parece un tostón sensibilero y demagógico, aunque bienintencionado. En fin, que no me gustó nada.
Oiga, no se cabree conmigo porque no me guste Magnolia, que bastante llevo yo con soportar prácticamente solo esa carga cinéfila.
Im finished.

dvd dijo...

No, si yo lo decía por lo de la encuesta de su blog, porque me parecía que no estaba ésta ¿no?... Y Magnolia, al lado de ésta, obra maestra...

Kinezoe dijo...

Hay peores finales que el de "Contact", no me sean ustedes maaaalos...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!