viernes, 25 de junio de 2021

Patrias de ida y vuelta


 

Hay dos influencias, fuertes y evidentes, insoslayables, en THE COURIER, nuevo acercamiento al cine de espías, vertiente guerra fría. Basada en la peripecia real de Greville Wynne, un ambicioso hombre de negocios británico, que acabó infiltrado en el MI6, el director Dominic Cooke (responsable de la estupenda miniserie THE HOLLOW CROWN) construye un intenso y emocionante carrusel dramático, que se va creciendo a medida que la excusa argumental va desarrollando el dilema interior de su poderosa pareja protagonista, y que merece más de un visionado para paladear el cuidado con el que se ha llevado la realización. Durante buena parte de su metraje, parece imposible no acordarse de EL PUENTE DE LOS ESPÍAS, y la humanización de esa figura hermética e inabordable de quien vive en la permanente apariencia. Aquí, ese elemento es aún más patente, poniendo el acento en el afecto mutuo que se va tejiendo entre Wynne y el alto mandatario soviético (un personaje repleto de aristas y contradicciones), dispuesto a traicionar a su patria si ello conlleva el desbaratamiento de una posible guerra nuclear. Benedict Cumberbatch y el georgiano Merab Ninidze soportan el peso de todo el film, aunque la repartición no es equivalente. Mientras el segundo logra un espléndido trabajo de contención y matices imperceptibles (esas miradas, y esos silencios...), el primero irrumpe en un tramo final de gran crudeza, y que nos lleva hasta la otra gran influencia que mencionábamos, nada menos que el HUNGER de McQueen. Hay algo, no obstante (como un ritmo interno desajustado), que la deja como un trabajo sólido e interesante, pero lejos de ser considerada con mayor excelencia. Muy buena película, de todas maneras, teniendo en cuenta que la amenaza del pastiche acecha tras cada fotograma.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!