miércoles, 2 de junio de 2021

Los verdugos


 

NO ME IMPORTA QUE PASEMOS A LA HISTORIA COMO UNOS BÁRBAROS. La frase, entonada con toda la intención con la que un impotente se apropia de sus quince minutos de gloria en la historia de la humanidad, es también el título de la extraordinaria película de Radu Jude. La frase, ninguna tontería, la esculpió a sangre y fuego el infame almirante Ion Antonescu, mientras exterminaba a medio millón de personas en su propio país, a un ritmo que llegó a preocupar incluso a sus aliados (amos, sería más correcto) alemanes. La película, que da una vuelta de tuerca más a la coralidad desbordante del último cine rumano, con un pie en Berlanga y otro en Fellini, es, ante todo, un retrato incómodo, el de un país que, aún hoy, se resiste a restañar unas heridas tan profundas que sin perspectiva parecen otra cosa, el motivo de orgullo de una sociedad sin capacidad de juicio crítico, narcotizada por décadas de zarandeos políticos. La protagonista, Mariana (fabulosa Ioana Iacob), que comparte nombre con una famosa poetisa, es un bulldozer intelectual, una arrolladora artista conceptual que no se detendrá ante nada para poner en pie una gigantesca performance audiovisual que no omita ni un solo detalle del escabroso papel de Rumanía en la locura iniciada por Hitler. Es por ello, una película que muestra, pero que también pregunta, que escruta nuestros rostros tranquilos que no han conocido ninguna gran guerra, mientras aplaudimos las "soluciones" de esos falsos profetas que, de un tiempo a esta parte, han proliferado al amparo de una precariedad casi unánimemente aceptada. Salvapatrias del tres al cuarto, que vociferan como cántaros vacíos y pasan la mano por el lomo del indolente. Al final, sólo es una obra, una representación, pero que nos pregunta cómo queremos pasar a la historia, mientras nos arrastran a un patíbulo de cuerpos ajenos...
Extraordinaria.
Saludos.

No hay comentarios:

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!