domingo, 8 de julio de 2018

Rincón del freak #320: Imaginación secuestrada y puesta en libertad



Normalmente, las películas que incluyo aquí cada Domingo no pasan un corte mínimo de calidad, lo que las deja a merced del gusto de cada uno, que es variopinto e inviolable. Normalmente. Porque de vez en cuando, lo que comúnmente nos da en llamar "frikada", puede desembocar en una buena película, incluso en una muy buena. Es lo que ocurre con una de esas anomalías que debemos agradecer a Sitges, porque el mítico festival permite que puedan verse en nuestro país cosas como BRIGSBY BEAR, el caso perfecto de placer culpable que, de tan honesta, es capaz de manipular tu percepción cinéfila y desarmarte hasta terminar como el niño que eras, embobado ante algo que no cuestionas, sino que simplemente disfrutas. El argumento no puede ser más delirante, y no estoy seguro de que sea conveniente desvelar nada más allá de sus primeros y marcianos minutos. El film narra la monótona existencia de James, un treintañero que pasa sus días en una especie de búnker, acompañado de sus padres, sin salir al exterior y con la única compañía de unos videocassetes con las aventuras del oso Brigsby, destinado a salvar al universo; una especie de hípercutre versión de STAR WARS, con un oso gigante de peluche como protagonista y un sol cabezón, Sunsnatcher, como su archienemigo declarado. Pero la realidad siempre suele ser dolorosa, porque James ha sido encontrado por el FBI 25 años después de haber sido secuestrado. Toda su vida ha sido una mentira de la que ahora no puede desprenderse; no sabe cómo aceptar a sus verdaderos padres, ni relacionarse con la gente, porque pensaba que eran los únicos habitantes de la Tierra. Sí, es muy rara, y con todas las papeletas para ser una castaña infumable, pero no hay un gramo de grasa en el guion escrito por Kevin Costello y Kyle Mooney (también protagonista), y sí una catarata de emociones, que no por estrambóticas dejan de apelar a lo más íntimo que tenemos, nuestra capacidad de entender al "otro", aunque sólo sea por simple empatía.
Una sorpresa en toda regla, con momentos muy tristes y otros en los que aflora la carcajada, pero es una película que no me da miedo recomendar desde este desquiciado rincón y que te deja una agradable sensación después de verla.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!