domingo, 15 de julio de 2018

Rincón del freak #321: ¿Qué es el cine dictatorial?



Si Calígula fue un dictador, fue de los peores, el máximo exponente de lo que las dictaduras totalitarias significan, sobre todo el que un estado, una población entera, estén a merced de los caprichos y designios de un demente, tan sólo porque éste tiene el control absoluto del ejército. Sobre Calígula se ha escrito mucho y muy bueno, lo hizo Camus y lo hizo Gore Vidal, al que, a finales de los setenta, le llegó el encargo de escribir un guion con libertad absoluta para desarrollar un personaje y una época controvertidos hasta el límite. Fue un engaño, porque tras las cifras millonarias, tras el estelar reparto y la promesa de poder hacer una superproducción fuera de las habituales restricciones hollywoodenses, se encontraba un solo nombre, el de Bob Guccione, magnate de la publicación para adultos Penthouse, que sabía muy bien lo que quería, un film con insertos pornográficos avalado por algunos de los mejores y más famosos actores de la época. CALÍGULA es una aberración desde su misma concepción, y como resultado es una experiencia estomagante, un desarticulado montaje repleto de diálogos absurdos e imágenes a destiempo; una producción malencarada, de la que dimitió todo el mundo, desde sus protagonistas (John Gielgud apenas tiene tres planos sin abrir la boca) hasta el propio director, un Tinto Brass que no era ningún mojigato, pero que no estaba dispuesto a firmar este despropósito, del que perdió el control en el mismo instante que Guccione se destapó y empezó a meter con calzador a actrices porno, de las que había rodado escenas explícitas por su cuenta. Es mala por eso, aunque tampoco estoy muy seguro de que Brass lo hubiese arreglado; la "versión del director" que circula desde hace tiempo es una de las cosas más deplorables a las que uno puede enfrentarse, 150 minutos de algo (y esto no lo digo nunca) que hubiese sido mejor que no se hiciese.
Saludos.

No hay comentarios:

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!