martes, 10 de julio de 2018

Wajda. Brillo y dominio #45



Con 88 años, Andrzej Wajda "redondeó" su inabarcable obra cinematográfica acercándose a una de las últimas grandes figuras de la historia de Polonia, el carismático líder del sindicato "Solidaridad", la controvertida agrupación obrero-católica que, a finales de los años ochenta, finiquitó el férreo sistema comunista polaco y ganó las elecciones democráticas en 1990. Lech Walesa ganó el Nobel de la paz, fue entrevistado por Oriana Fallaci y apuntalaba un sindicato multitudinario desde un modesto piso, curiosamente otorgado por el gobierno al que se oponía. Desde allí, con su abnegada esposa y sus seis hijos, Walesa era constantemente detenido, interrogado y sobornado, todo para lograr que parase unas huelgas masivas que paralizaron al país y lo sumieron en una situación económica insostenible. Esa es la Historia, con mayúsculas, pero era imposible que Wajda dejase pasar por alto el introito de vertiente católica del líder sindical, aunque fuese un poco de puntillas y casi testimonialmente, por las diferencias que el director tenía con un personaje simplemente inclasificable, una de esas personas destinadas a mover el eje del mundo unos centímetros casi más por convicción que por poder real. WALESA. CZLOWIEK Z NADZIEI (WALESA. HOMBRE DE ESPERANZA) denota, como obra, cierto natural cansancio, lógico por otra parte, y aunque pretenda cerrar el círculo de los "Hombres", el de mármol y el de hierro, quedó más como la constaración de que el maestro no tenía intención de retirarse, o que al menos sólo lo haría mientras seguía trabajando.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!