martes, 16 de enero de 2018

Wajda. Brillo y dominio #20



WESELE, de 1973, con la que Andrzej Wajda obtuvo la Concha de Plata en San Sebastián, supone un nuevo salto conceptual en el cine del director polaco. LA BODA abarca el día entero que duran los festejos de la controvertida boda, a principios del siglo XX, de un poeta de clase alta con una chica campesina. Los primeros treinta minutos son frenéticos, y la cámara de Wajda persigue cada rostro, cada integrante de un baile interminable, orgiástico, en el que poco a poco afloran las distintas personalidades. Por un lado, los burgueses, familia del novio, que no terminan de comprender la elección del joven; por el otro, los campesinos, familia de la novia, que recelan de quienes les han explotado trabajando en sus propiedades. Así, en el espacio único de la casa en la que se desarrolla la celebración, asistimos al certero repaso de un país que por entonces deambulaba entre la potestad de otras naciones, con una identidad incierta y una lucha de clases en permanente estado de activación y estallido. Una película que adelanta a títulos mucho más posteriores, sobre todo en el apartado formal, de una modernidad rompedora pero sin falsos artilugios, demostrando que Wajda se encontraba en la cumbre de su carrera como director y narrador visual.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!