sábado, 6 de enero de 2018

Al principio...



Nunca he ocultado mi admiración y fascinación por el cine insobornable, magnético y desolado de Philippe Grandrieux, en mi opinión el gran cineasta experimental de las dos últimas décadas. Poco a poco, con lentitud paladeada, hemos ido acercándonos a la mirada de este taumaturgo de lo escondido, lo que quizá nadie imaginó que podía ponerse en imágenes. Su paso por el SEFF hace un par de años puso patas arriba a un jurado desconcertado y fatalmente indispuesto para juzgar una obra que simplemente ya iba por delante de ellos. Y eso que se trataba de una obra "convencional", todo lo convencional que puede ser Grandrieux; pero en sus dos trabajos anteriores se advierte la pulsión de la videoinstalación y el deseo de encontrar un camino virgen hacia lo que una narración al uso no permite. WHITE EPILEPSY son 68 minutos de oscuridad, un vacío de luz que comprime primero un cuerpo desnudo y luego otro; dos cuerpos que parecen estar en mitad de una naturaleza que sólo suena, que se mueven con gestos inhumanos, lentos, como en una danza de ciegos. Si no se nos explicara nada daría igual, pero la intención de Grandrieux es poner en imágenes (nada menos) la primera cópula, esa idea arcana que nos acerca al paraíso como primigenia expresión de la humanidad, y que aquí fondea los márgenes de lo que podríamos definir como la nada. Siendo exactos, los únicos instantes de luz que se permite Grandrieux son, paradójicamente, los más oscuros, y muestran a la parte vencedora, la femenina, con iluminación sobreexpuesta, el gesto una vez más animal y la sangre en los labios del homicidio postcoital. Y todo para terminar con lo único que se puede poner en imágenes antes de la extinción, la vejez, el desmoronamiento de la carne que seguirá dando paso, una vez más, al siguiente comienzo.
No se pueden explicar más cosas ni más importantes con menos imágenes.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!