viernes, 5 de enero de 2018

Rebelión en el supermercado



SAUSAGE PARTY es considerada como una gamberrada. No estoy de acuerdo ¿O acaso es menos gamberrada TOY STORY? Si en aquélla eran muñecos los que cobraban vida, aquí son los productos de un supermercado; si en aquélla el mundo giraba en torno a la icónica figura del niño que poseía los juguetes, aquí hace lo mismo con los consumidores, que son idealizados como (los) dioses. No entro a valorar la calidad de ambos films, porque pareciéndome aquella inolvidable trilogía una maravilla de imaginación e intencionalidad, ésta no lo es menos, lo que pasa es que quizá cuesta dejarse llevar por lo políticamente incorrecto, aunque (esta vez sí) el apartado técnico es deslumbrante. El argumento es, como algunas producciones similares, un refrito de las constantes orwellianas (BABE..., la misma TOY STORY), lo que ayuda enormemente a familiarizarnos con los personajes, que en este caso son salchichas, panecillos, donuts, kebabs, chicles superdotados, tacos muy "picantes" y tarros de mostaza y de ketchup y botellas de tequila y agua de fuego (que no sé lo que es) y hasta una genuina ducha vaginal convertida en el villano de la función. Las constantes alusiones escatológicas y sexuales podrían distraer a quien se deje embelesar por lo que no es más que una trampa que pugna por saltar de una situación a otra, a cual más bestia. Por otro lado, hay otra reflexión algo más inteligente y que sólo aparece si uno se da por aludido, sobre todo por el consumo insano y desmedido, y por supuesto innecesario.
Pero claro, es complicado hacerles creer a ustedes que en realidad están ante una obra de gran madurez intelectual, más que nada porque queda perfectamente desmentido en su "orgiástico" final, del que me guardo el desvelarlo...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!