jueves, 4 de enero de 2018

¿El patriota?



JASON BOURNE es la quinta película dedicada al superagente especialísimo de la CIA creado por Robert Ludlum y puesto en imágenes por Paul Greengrass. Reconozco que no he seguido la saga desde el principio, y que de hecho me ha saltado un par de ellas, porque no me interesa tanto el personaje ni las tramas que giran en torno al mismo. Lo que veo es un ensalzamiento del cachiporrazo, como siempre, solo que Bourne no es un tipo simpático ni locuaz, sino un frío y taciturno autómata que ha desaparecido de la faz de la tierra cuando ha recuperado la memoria y ha tomado conciencia de quién es y, sobre todo, por qué ha hecho lo que ha hecho. Y, hombre, tiene su mérito mirar por una vez a los recovecos del sistema, y aquí el malo es nada menos que el director de la CIA, que necesita guardar un secreto de estado a toda costa. El problema es que cualquiera se puede imaginar qué contienen esos archivos clasificados, pero desvelarlos sí sería realmente subversivo, así que es mejor seguir al incansable Bourne desde la Atenas de las revueltas y manifestaciones, donde le es entregado un USB encriptado con dicha información, para luego jugar al gato y al ratón, pues no sabemos si es perseguido o perseguidor. Entre medias, la emergente Alicia Vikander le hace la rosca a Tommy Lee Jones, mientras Vincent Cassel encarna a la némesis de un  Matt Damon aún más encriptado que el guion... El resultado es previsible, tratándose de Greengrass: un thriller que parece contar más de lo que realmente cuenta, pero que al menos ofrece un par de escenas de acción milimétricamente coreografiadas y que son el único motivo por el que uno estaría dos horas viendo esto.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!