viernes, 4 de julio de 2014

Por los tejados de París...



... avanza Musidora envuelta en un traje como un guante, movimientos felinos, mirada feroz. Es un felino y un murciélago, un subproducto de los bajos fondos proyectada hacia arriba; la ingenuidad del eterno intento de sublevación del oprimido contra el poder invisible. Su nombre es un anagrama y suena a desafío y locura; el Gran Vampiro la espera en sombras, y aunque parece ser un maestro o un guía, quien decide es ella, Irma Vep, la que actúa sin directrices, la que odia el amor y ama el tormento. En sus casas repletas, los poderosos, los opresores, los ostentosos, no pueden ni saben mirar arriba, ni abajo; no esperan ser atacados, ni saben si son débiles. Alguien lo va a intentar, difamados como ladrones, jaleados por quienes lo perdieron todo, olvidados por el sistema... LES VAMPIRES..., entonces y cien años después...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!