sábado, 19 de julio de 2014

En el país del horror



Me he puesto al día con los dos máximos exponentes del último cine mexicano, Carlos Reygadas y Amat Escalante. Un deuda pendiente de las de paciencia y buen tino, porque se trata de propuestas extremas, nada complacientes y siempre al margen de la comercialidad, en esa vaga e improbable twilight zone de los festivales internacionales. Reygadas, impulsor; Escalante, redefinidor; los dos, trabajando codo con codo, le están dando a México (y no me parece pero ni poco) algo más que notoriedad: identidad propia y reconocible ¿Acaso el "milagro" viaja desde Argentina a Rumanía y ha encontrado un nuevo hogar? HELI, última película de Amat Escalante, semeja un cine del tedio, de la miseria falsamente buscada, pero su impactante comienzo parece querer advertirnos: aquí hay historia, incluso denuncia, incluso una valentía inusitada para ciertas latitudes en las que el mal ni siquiera necesita ser silenciado, porque es de verdad poderoso. Escalante es un guionista inteligente, moroso en conceptos pero riquísimo en directos a la mandíbula; y sabe cómo y cuándo lanzarlos. Y cuando te rascas la nuca con las tonterías de una niñita que es seducida por un cadete de soldado bastante tontorrón; y cuando ves a Heli, el protagonista, volver a hacer el monótono camino hacia la cadena de montaje; y cuando su mujer le vuelve a negar el yacer para refugiarse en los santeros, piensas: "No, otra vez no. No otro aprendiz de Tarr, por favor". Pero un instante antes del knockout técnico recuerdas cómo ha empezado el film, ahí justo lo recuerdas, y ya es demasiado tarde, HELI muestra un rato de horror crudo, sin concesiones, sin nada que ver con las payasadas del gore. Y no estoy tan seguro de que sea una película excelente, pero zarandea (angustiosamente) al más pintado. En Cannes también lo vieron así...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!