viernes, 25 de julio de 2014

Lo que no se cuenta



LOS BASTARDOS es la película perfecta para anticipar HELI, con un discurso ya más elaborado y pleno de confianza. Antes, este lacónico retrato de algo que primero parece una cosa para ir convirtiéndose detalladamente en otra refleja una realidad: la mayoría de lo que ocurre en la inmigración ocurre en los márgenes. En un largo plano inmóvil, Escalante da cartas de presentación a su improbable pareja protagonista, Fausto y Jesús, que vienen dándole patadas a un balón desde la lejanía de un canal vacío. Son elementos sin ocupación, individuos sin ubicación en una sociedad, la norteamericana, que no les quiere pero les explota. A continuación, una despreocupada conversación entre un grupo de inmigrantes ilegales, entre los que se encuentran los antes mencionados. Salen, casi sin querer, los chascarrillos escabrosos (¿Te acuerdas del gringo que me quería violar?); sólo esperan un "algo" que en realidad es una pickup arquetípica, con un tipo arquetípico con zapatillas Nike y gorra, que sólo quiere mano de obra rápida y barata (10$ la hora). En un par de escenas, Amat Escalante traza un línea que, después, le permite digredir el discurso sin solución de continuidad. Fausto y Jesús deambulan por una lujosa urbanización, cae la noche y buscan una casa. A partir de ahí, el relato se tensa y la atmósfera se llena de violencia, aunque el gran hallazgo de Escalante es colocar a sus personajes cada uno en un extremo y que sea la incomprensión mutua la que se apodere de sus actos. El final, abrupto, tan nihilista como significativo, lo deja todo como al principio; ni siquiera un estallido de brutalidad o una venganza pagada puede alterar el estado de las cosas, así que todos seguiremos tan felices como siempre... siempre que no nos lo cuenten.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!