lunes, 14 de julio de 2014

Una buena película y un mal reclamo



Abdellatif Kechiche ha sido el Pablo Iglesias de la última temporada cinematográfica, y LA VIE D'ADÈLE, su "Podemos" particular. No es mala cosa; vivimos tiempos de mediocridad aceptada, de lucha pasiva e inútil. Un artefacto de estas dimensiones no sólo sacude el polvo de los gabanes academicortodoxos, sino que, en lugar de buscar excusas pobres y tardías, ofrece soluciones a problemas inmediatos. Es un buen film muy centrado en su propia circunstancia de aprendizaje vital a toda pastilla; no se dejen engañar por sus tres horas de duración, porque esta apócrifa adaptación de la novela gráfica de Julie Maroh es apenas un rápido esbozo sobre la complejidad de la identidad sexual y los márgenes de la confusión en los sentimientos. Un buen film con buenas interpretaciones, un ritmo rápido y un guion que funciona como un reloj y que no se permite un instante de duda sobre cómo quiere contar las cosas. Lo que ya me parece innecesario es el globo que se ha ido hinchando a su alrededor, su reclamo, porque no le hacía falta. Es el mismo problema que con Lars von Trier; cada respiración, cada latido, van dejando de ser naturales al anhelar la llegada de "esa escena", porque estamos en la era de Internet y cualquiera sabe los detalles de una película antes de que se estrene. No sé qué le aporta el exceso de carne gratuita a una historia que, ya digo, va de otra cosa, de no poder ser como uno quiere ser... o como sea que le dejen ser; y no por hablar de lesbianas uno es menos machista, si al final usa los mismos resortes del cine X como, insisto, burdo reclamo. En tres horas, empero, caben muchas cosas, buenas y malas; el montante es mejor que peor, Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux desbordan naturalidad y potencia expresiva, y lo que se cuenta nunca es pedante, aunque sí "masculinizado", y es algo que creo que no puede ser de otra manera, mal que le pese a la enfurruñada comunidad de mujeres lesbianas, en su mayoría abominantes de esta intensa película.
Al que no le habría ido mal haber esperado tres años es a Médem...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!