jueves, 17 de octubre de 2013

Una flor que es como un sexo



Era Patrice Chéreau un autor al que he ido postergando innecesariamente en el tiempo, teniendo en cuenta los muchos y muy interesantes títulos que componen su filmografía, incesante desde su impetuoso debut en 1975. Patrice Chéreau ha muerto, pero nos ha dejado sus películas; algunas magníficas, otras correctas, pero siempre con un sentido "cinematográfico" (en un término puramente de honradez hacia el espectador) intachable. Aquí hablaremos entre hoy y mañana de su primer film y del último, y no dejaremos el resto para mucho más tardar...
Como decíamos, Chéreau debutó como director con sólo 31 años y con una adaptación literaria que, aún hoy día, no deja indiferente a nadie. LA CHAIR DE L'ORCHIDÉE fue una novela de gran éxito escrita a mediados de los años cuarenta por James Hadley Chase y que se basaba libremente en Ma Baker, aquella mítica gangster americana, y sus hijos. Sin embargo, y aun manteniendo piezas esenciales de dicha novela, la adaptación escrita por el propio director junto a Jean-Claude Carrière respira un aire propio, empezando por la traslación geográfica y otorgando un protagonismo compartido a una rica heredera confinada en un siniestro hospital y un don nadie con demasiados problemas a cuestas. Ambos se encontrarán por casualidad, y por casualidad se enamorarán; ella ha escapado del psiquiátrico tras dejar ciego al hombre que la violaba sistemáticamente, él es perseguido por una extraña pareja de lanzadores de cuchillos. A partir de ahí, la trama no parará de dar vuelcos, todo el mundo busca a todo el mundo y nadie quiere ser encontrado.
LA CARNE DE LA ORQUÍDEA es un film denso, oscuro, casi siempre filmado en grandes espacios bajo la lluvia; un thriller atípico que a mí me recuerda, por sus insondables personajes (esos dos hermanos...) y situaciones, a los hermanos Coen. Protagonizaban una bellísima Charlotte Rampling y aquel gran actor que siempre fue Bruno Cremer; además, contaba con cameos de excepción, como los de tres grandes damas de la escena: Edwige Feuillère, Alida Valli y Simone Signoret. Un debut que apuntaba desde bien pronto a un creador de madurez incontestable.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
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