martes, 8 de octubre de 2013

Robert Siodmak: Tiempo y esfuerzo #1



Comenzamos hoy, y cada Martes, un especial monográfico dedicado a uno de esos directores de los de toda la vida, un creador de imágenes sólido e infatigable que a lo largo de cuatro décadas, y repartido por varios países, nos dejó un buen puñado de películas inolvidables. Robert Siodmak, que junto a su hermano Curt tuvo que marcharse de Alemania por los motivos que todos conocemos, que tuvo una interesante carrera en Francia y que una vez en Hollywood, y junto a nombres como el de Billy Wilder o Fred Zinnemann ayudaron a revitalizar el panorama cinematográfico norteamericano con una visión si se quiere más mordaz y desencantada de la vida. Quizá no tan grande como aquéllos, pero en mi opinión un director al que merece la pena seguir su extensa obra.
Obra que se iniciaba oficialmente con MENSCHEN AM SONNTAG (LOS HOMBRES DEL DOMINGO), un increíble film rodado en 1929 sin actores profesionales y que nos presentaba un Domingo cualquiera en la vida de cuatro amigos que deciden pasar la jornada en el campo. A caballo entre la ficción y el documental, Siodmak, que aquí compartía labores de dirección con el gran Edgar G. Ulmer, otro "ilustre" exiliado, logra el milagro de transportarnos durante poco más de una hora a otro lugar y otro tiempo, y lo que parece una especie de reportaje a la mayor gloria de las bondades de la vida germana, con la gente en sus quehaceres durante la semana y esperando la llegada del ocioso Domingo, cobra una dimensión inusitada e inquietante. Esos "hombres del Domingo", dispuestos a enamorarse, a reírse, a gastar bromas, nadar o tumbarse en la hierba mientras escuchan un disco, esos mismos hombres y mujeres dieron su voto, muy poco tiempo después, a un genocida que los llevó al horror más absoluto. Y es en esta reflexión, que surge involuntariamente y en un inocente experimento por parte de un grupo de jóvenes cineastas, donde MENSCHEN AM SONNTAG ha quedado no como una simple curiosidad, sino un film que más allá de sus virtudes artísticas (que las tiene, y muchas), nos indica que la paz nunca es total, o que un exceso de confianza puede llevarnos al desastre. La recuperación de este film, editado recientemente en DVD, supone por tanto uno de los acontecimientos para cualquier cinéfilo, que no tiene más que constatar en los créditos cómo, además de Siodmak y Ulmer como codirectores, el guion corría a cargo de Curt Siodmak y un tal Billie Wilder (escrito así en los créditos) y Fred Zinnemann como asistente de fotografía. Nada más y nada menos.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

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