miércoles, 9 de octubre de 2013

J. R. R. #1



Alguien me dijo a lo largo de este año "Espera a Navidad"... Teniendo en cuenta que la Navidad me la trae floja y que a Peter Jackson aún habría que esperarlo un año más para que complete la trilogía de "El Hobbit", este Octubre me parece un mes tan bueno como cualquier otro para acometer la que probablemente sea la saga cinematográfica más famosa de todo lo que llevamos de siglo, seguro, y de toda la historia del cine, dependiendo de con qué la comparemos. THE LORD OF THE RINGS es, para situarnos, primero un libro dividido en tres, mas otro volumen (que es con el que Jackson está ahora mismo) y una especie de guía, "El Silmarillion", que no tanta gente ha leído y que es totalmente esencial para comprender el "qué" y el "porqué" de esta superaventura que lleva cautivando a millones de personas unas cuantas décadas. Y como no suelo dilatarme mucho en las reseñas, comenzaré con datos subjetivos, pero que me parecen cruciales. He visto la trilogía cuatro veces y sólo me he convencido por completo al ver el "director's cut", más de doce horas de montaje que cobran mucho más sentido que la versión que se nos presentó oficialmente entre 2001 y 2003 ¿El motivo? Se rellenan multitud de tiempos muertos y/o saltos narrativos que raquitizaban la impresionante narrativa original de Tolkien, hay personajes que por fin tienen el peso adecuado a su dimensión en la historia (me acuerdo, por ejemplo, del Rey Théoden y la gran cantidad de adláteres que termina por arrastrar), pero sobre todo porque (y no es cuestión baladí) porque si la primera entrega es una excepcional y muy concisa introducción, lo importante no podía dejarse para la segunda, así que esta nueva versión extendida culmina en todo su esplendor y la tercera entrega es una auténtica obra maestra.
Por el principio, THE FELLOWSHIP OF THE RING es una exhaustiva introducción de personajes, desde los iniciales (e imprescindibles) Bilbo Bolsón y Gandalf, pasando por la cuadrilla de Hobbits, Frodo, Sam, Merry y Pippin, y estallando en múltiples direcciones, al igual que su estupendo sentido de la simultaneidad (algún día alguien establecerá las uniones entre esta saga y STAR WARS...). Desde la primera vez que los vemos, personajes como Aragorn, Légolas, Gimli, Boromir, Arwen... (la lista sería demasiado interminable) se nos incrustan en el subconsciente para permanecer, perfectamente ubicados, en esta clarísima dicotomía entre un bien y un mal que cualquiera identificaría de inmediato con la WWII, con los aliados por un lado y el mal emergente del Este por el otro. Un mal, por cierto, que curiosamente aquí no tiene un rostro identificable, ya que Sauron es más maldad intrínseca (ese ojo que todo lo ve y todo lo controla) y manipuladora; en su lugar, el renegado Saruman (un terrorífico Christopher Lee) será su siervo más destacado, sin olvidar a orcos, trolls, trasgos y los impresionantes Nazgûl, los incansables perseguidores del Anillo y su portador.
La historia, supongo, ya la conocen, y sólo pondré sobre la pista a los pocos (¿aún queda alguno?) que no sepan de qué va esto, que en la Tierra Media se repartieron los Anillos de Poder entre hombres, enanos y elfos, pero Sauron, haciendo honor a su apodo de "Señor Oscuro", forjó en secreto el más poderoso, el Anillo Único, con el poder de gobernar y someter a todo el mundo. Derrotado por un hombre, el Rey Isildur, el anillo le fue arrebatado, aunque se perdió durante dos eras, hasta que por casualidad cayó en las manos de un tipo insignificante y de nombre Sméagol (del que hablaremos abundantemente en los siguientes días) y de éste pasó, también por "casualidad", a un Hobbit de nombre Bilbo... Y ahí comienza la aventura, justo cuando es creada "La Comunidad del Anillo", que emprenderá un gigantesco viaje por toda la Tierra Media para destruir el Anillo antes de que Sauron lo localice...
Saludos... hasta mañana.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!